martes, 31 de diciembre de 2013

Borges y la mofa del Creacionismo

Borges y la mofa del Creacionismo

Octavio Paz en su libro “Los hijos del limo” confiere a la Modernidad dos características: analogía e ironía. Por analogía, Paz entiende que la literatura moderna buscaba correspondencias sobre el universo, el lenguaje en ese sentido es el ¿medio? para expresar el afán por la relación; en ese sentido, el poema es un mundo, un universo sobre el cual el autor es el Creador. Por otro lado, con ironía se refiere a la constante mofa intelectual, a la representación consciente de formas clásicas, a la intertextualidad pícara de los escritores modernos. Estos conceptos van más allá de estos simples rasgos que doy ahora, pero considero que estos dos aspectos que he dado de manera escueta pueden abrir el ‘diálogo’ para el post de esta semana.
Google en homenaje a Borges
El miércoles pasado se celebraron 112 años del nacimiento de Jorge Luis Borges, maestro argentino que, a falta de nobel, recibió un homenaje en el logotipo de Google ese mismo día. Para celebrar este hecho tan importante para la literatura universal hablaré de uno de sus cuentos más importante, llámese, “El Aleph”. Como en tantos otros cuentos de su autoría, Borges es el personaje que, de manera adecuada, nos narra la historia. Historia que trata en realidad de la imposibilidad de la comprensión del mundo y de la irresponsabilidad del poeta frente al lenguaje. Carlos Argentino Daneri se presenta a Borges como el primo de una mujer que para Borges significará el fracaso del amor cortés, Beatriz. Daneri es un poeta que luego de entablar cierto acercamiento con Borges resuelve mostrarle sus versos, en los que intenta hacer una relación del planeta. Con gran pomposidad y pedantería, Daneri lee sus versos para después interpretarlos de manera un poco arbitraria –o al menos eso da a entender el relato de Borges. Estos versos en los que Daneri pretende resumir la historia del universo están perpetrados por el espíritu modernista, por el distanciamiento del creador frente a su obra en la cual el reconocimiento de lo humano es lo de menos. Luego de algunos detalles que competen al disfrute del relato borgiano, Daneri detalla a Borges la ubicación de un Aleph al cual invita a contemplar antes de la destrucción del lugar. Borges en ese momento de la narración hace lo mismo que Daneri, simbolizar en una obra literaria lo que aprecia en el Aleph y desencantarse frente a la “pobreza” de la existencia, frente al hartazgo de aquella visión en la que la imagen de Beatriz es su cable a tierra, la memoria de la finitud, el único espacio que ya no es.
Cabe recalcar esta alegoría a la analogía entre Borges y Daneri, los dos aprecian el Aleph y recurren al lenguaje para simbolizar lo que han visto. La diferencia es que Borges intenta convencernos de falsa modestia, intenta conmovernos con la imagen de Beatriz como el centro al cual recurre para ordenar un mundo que ya no es sorprendente. Sorprendente es en realidad esa ironía que circunda el relato borgiano frente a aquella poesía creacionista de inicios del siglo XX. Me parece que vale la pena entender este cuento también como una burla al poeta creador modernista que encarnó Vicente Huidobro. Borges burlándose otra vez del azor fulminado, mofándose del laberinto en el que se adentra el creacionismo del poeta chileno. Esto puede parecer también una lectura muy arbitraria y sobreinterpretativa del cuento y para anular esa idea quiero referirme a la misma Cábala que Borges rememora.
Gershom Scholem fue probablemente uno de los más importantes intérpretes del judaísmo del siglo XX, este escritor judío que influyó mucho en Theodor Adorno, Walter Benjamin, Paul Celan, etc. nos habla del papel del escritor (traductor) de la Torah (y otros textos) en el universo. Según Scholem, aquel que trabaja con los textos sagrados como la Torah o el Sepher Yetzirah debe tener mucho cuidado con la grafía, pues un pequeño error puede destruir el universo. Por lo tanto, el escritor debe estar al tanto de su ocupación, del orden metafísico que rodea la tarea de este hombre para con la humanidad. El escritor no sólo traduce los textos sagrados sino que los debe llevar a un lenguaje más puro, al lenguaje mismo, de Dios.
Ahora, tanto Daneri como Borges se enfrentan al Aleph y quedan avasallados por su inmensidad, la simbolización de ese tiempo contemplativo toma en Borges la falsa modestia y la burla sobre Daneri. Borges comprende que el lenguaje es inquebrantable, que la experiencia divina que trae el Aleph es irrealizable en el lenguaje humano. Este mismo conocimiento produce en Borges su congoja, lo irrealizable está en la falta de Beatriz y la ausencia de otro directo. La ausencia de un ser-junto-con pues lo inconmensurable del Aleph es la deshumanización del mundo para dichoso espectador. En ese sentido, Borges se ve solo sin Beatriz y regresa a su recuerdo intemporal más que anacrónico como huella de humanidad frente a un mundo que ha sido desencantado. Por otro lado, tenemos a Vicente Huidobro y Altazor. Este poema publicado en 1922 es el testimonio puro del “Creacionismo” y nos enfrenta a un poeta que si bien no se jacta de haber visto, si de quebrar la instancia lingüística y abandonar la actitud mimética del romanticismo. Altazor es un poema en el que las pretensiones modernistas son llevadas al punto de quiebre, a la apertura total del símbolo. Sin embargo, el poeta creador está solo en ese mundo post lingüístico en el que recurre a sí mismo como cable a tierra (Aquí yace Altazor azor fulminado por la altura. Aquí yace Vicente antipoeta y mago,invito aquí a revisar la polisemia del verbo “yacer”). El azor es fulminado por la altura como Borges es sobrepasado por la soledad, Vicente Huidobro es antipoeta y mago como Jorge Luis Borges es creador consciente de las cualidades místicas del lenguaje hebreo.
Borges se mofa de Huidobro y el “Creacionismo” en un cuento en el que lo que menos importa es la poética, sino la humanidad. Borges determina que es sólo un hombre frente al mundo mientras que el creador está solo en las alturas.

¿Quien fué Vicente Huidobro?

Vicente Huidobro
(Santiago, 1893 - Cartagena, Chile, 1948) Poeta chileno fundador del Creacionismo, movimiento poético vanguardista. Fue además uno de los impulsores de la poesía de vanguardia en América Latina.
Vicente Huidobro nació en el seno de una familia de la elite oligárquica, vinculada a la gran propiedad agrícola, a la banca y a la política. Cursó la enseñanza primaria con institutrices privadas y la secundaria en el Colegio de San Ignacio de la Compañía de Jesús. Aunque fue crítico con la enseñanza jesuítica, tomó de ella una postura elitista ante la vida.
Desde su juventud realizó frecuentes viajes por Europa, que le valieron un profundo enriquecimiento cultural y una depuración de sus gustos estéticos. Particularmente intenso desde la experiencia intelectual fue el largo período en que residió en París, ciudad a la que llegó en 1916, en plena guerra mundial; allí conoció a Picasso, Juan Gris, Max Jacob y Joan Miró, entre otras figuras de la cultura del momento. Escribió en revistas literarias junto a poetas como Apollinaire, Réverdy, Tzara, Breton y Aragon; es decir, lo más granado de la poesía francesa del momento.
El Creacionismo
Al periodo parisino corresponde la fundación del Creacionismo, en la que situaba al creador artístico a la altura de un demiurgo capaz de insuflar a su creación un aliento vital tan poderoso que se podría medir, incluso, con las creaciones de la propia Naturaleza. Así, para Huidobro el artista no debía limitarse a imitar la Naturaleza (de ahí el título de su el manifiesto creacionista: Non serviam, "no serviré"), sino que debía mantener con ella una especie de competición en la que podía mostrar el vitalismo de su propia obra. Es la famosa tesis que sintetizó en la fórmula: ¿Por qué cantáis la rosa, ¡oh poetas!? / Hacedla florecer en el poema.
Lógicamente, esta concepción llevaba aparejada la necesidad de crear nuevas imágenes -tan coloristas como animadas e sorprendentes- e, incluso, un novedoso lenguaje poético capaz de romper con todos los niveles de la lengua y generar también su propia sintaxis; de ahí que la yuxtaposición (de oraciones, vocablos o sonidos extrañamente puestos en contacto) se convirtiera en una de las características más acusadas del Creacionismo, al tiempo que las largas secuencias y enumeraciones de palabras y sintagmas contribuyeran decisivamente a dar al poema esa apariencia de objeto aleatorio, mera creación de un dios absorto en las posibilidades estéticas del material con que moldea su obra.
Con estos presupuestos estéticos, Vicente Huidobro se presentó en Madrid en 1918, donde fundó un destacado grupo de poetas creacionistas consagrados a la elaboración de textos que seguían fielmente los postulados del ya respetado maestro chileno. Por aquel entonces ya era un poeta fecundo, que arrastraba tras sí una interesante producción literaria: seis poemarios impresos en su país natal (Ecos del almaLa gruta del silencioCanciones en la nochePasando y pasandoLas pagodas ocultas yAdán), uno aparecido en Buenos Aires (El espejo de agua) y otro publicado en París (Horizon Carré). A ellos se añadirían pronto cuatro nuevos poemarios (Poemas árticosEcuatorialTour Eiffel y Hallali).
Entre el 16 de mayo y el 2 de junio de 1922, Vicente Huidobro presentó una exposición de trece poemas en forma de caligramas en el Teatro Eduardo VII de París. En el catálogo de la exposición estaba su retrato dibujado por Pablo Picasso y una crítica elogiosa de sus poemas escrita por el español Gerardo Diego. Su aceptación en París fue un éxito personal y de Chile, favorecido por el hecho de que el poeta escribiera indistintamente en francés y en español.
Regresó por un largo período a Chile en 1925. Desde su llegada inició una intensa actividad literaria y política, con la fundación de la revista La Reforma y sus numerosas colaboraciones en Andamios, Panorama y Ariel. En el terreno político fundó un diario, Acción, desde el que defendía sus ideas contrarias al militarismo. Candidato a presidente, fracasó estrepitosamente en los comicios de 1925, lo que le causó no poca amargura.
Altazor
Alrededor de 1930 fue cuando dio los toques finales a sus dos obras cumbres, dos poemarios que, desde el momento mismo de su aparición estaban llamados a situarse en los puestos cimeros de la literatura universal. Por aquel entonces, Huidobro estaba en el apogeo de su fama, y gozaba del éxito obtenido por su novela fílmica Mío Cid Campeador (1929), en la que el propio poeta -que alardeaba de ser descendiente de Rodrigo Díaz de Vivar- identificaba su relación amorosa con Ximena Amunátegui como una reencarnación moderna de la pareja formada por El Cid y Doña Jimena.
La peripecia que había dado lugar a esta unión no puede ser más rocambolesca: en 1925, coincidiendo con su regreso a Chile y su fracaso en el intento de tomar parte activa en la política de su país, el gran poeta había conocido a Ximena, una joven estudiante de quince años de edad, por la que abandonó a su mujer (con la que llevaba casado más de quince años) y a sus hijos. Ximena no sólo era menor de edad, sino hija de un poderoso prócer chileno, quien se opuso tajantemente a su unión con el poeta. Huidobro marchó entonces a París, cerró la casa de Montmartre donde había residido con su familia, y se trasladó a Nueva York, donde cosechó algún éxito como escritor de guiones cinematográficos.
Pero en 1928, cuando Ximena Amunátegui acababa de alcanzar la mayoría de edad, el poeta viajó a Chile, la raptó a la salida del Liceo y se marchó de nuevo a París, en donde la feliz pareja se instaló en el barrio de Montparnasse. Fueron aquellos unos años de plenitud amorosa y creativa para el poeta, quien, después del mencionado éxito de su versión del Cid, decidió retomar un largo y ambicioso proyecto en el que había empezado a trabajar diez años antes. Se trata de Altazor o el viaje en paracaídas, un poema mayor en siete cantos que narra la caída del hombre y el encuentro con la mujer, con la poesía. Junto con Temblor de cielo(acabado también por aquellas fechas), es la obra cumbre del Creacionismo y el mayor legado de Huidobro a la poesía.
Después de que las corrientes estéticas hayan virado por centenares de derrotas diferentes, el valor poético de Altazor y Temblor de cielo sigue siendo incalculable. Bien es cierto que una parte de la crítica sólo ve en Huidobro una especie de ingenioso prestidigitador que juega con las palabras como si de objetos malabares se tratasen, sin conseguir dar a sus composiciones sentido alguno; pero la mayoría de los estudiosos del fenómeno poético aún se deslumbra con las imágenes, la vivacidad, la invención y la heterodoxia inconformista y novedosa de este gran rebelde de las letras hispanas, quien supo mantener su vigor creacionista hasta en el epitafio que dejó escrito para su lápida: "Abrid esta tumba: al fondo se ve el mar".

En 1933 Huidobro retornó de nuevo a su país. En esta ocasión volvió a desplegar una energía incansable fundando revistas tales como Pro, Vital, Primero de Mayo y Total. El año 1934 fue particularmente fecundo, pues publicó Cagliostro, a la que definió como novela-filme y que recibió un premio en un concurso de guiones celebrado en Hollywood, y La próxima historia que pasó en poco tiempo más, novela futuróloga en la que reflexionaba sobre la sociedad tecnocratizada que ya se estaba vislumbrando. En Papá o El diario de Alicia Mir introdujo referencias autobiográficas y En la luna, guiñol en cuatro actos y trece cuadros, una clara intencionalidad política.
Entre 1935 y 1938 Huidobro polemizó con Pablo Neruda y estuvo en España durante la Guerra Civil. Regresó a Chile en 1938, donde continuó su incansable labor creadora publicando ese mismo año la novela Sátiro o El poder de las palabras. Se trata de una novela de gran penetración psicológica. Junto con otros autores como Braulio Arenas y Fernando Alegría colaboró en Multitud; recopiló antiguos poemas dispersos de 1923 en Ver y palpar y El ciudadano del olvido, ambos libros dados a conocer en 1941 y considerados como obras fundamentales en su creación poética.
A finales de la Segunda Guerra Mundial regresó a Europa, para alistarse con el ejército francés con el que participó en las últimas batallas y obtuvo el grado de capitán. Entonces su figura comenzaba a ser una leyenda en Chile, donde en 1945 se publicó una Antología. Su experiencia bélica le dejó una herida que no llegó nunca a curar y que lo condujo a la muerte cuando estaba de vuelta en su país natal, falleciendo a orillas del mar en Cartagena el 2 de enero de 1948.
Su hija Manuela se preocupó de sacar a la luz las últimas creaciones de su padre en el mismo año de su muerte publicando Últimos poemas. Siguieron diversas ediciones y reediciones de sus obras; todavía en 1993 José A. de la Fuente editaba Vicente Huidobro: Textos inéditos y dispersos.

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Siria rechaza cualquier precondición para asistir a Ginebra II

Siria rechaza cualquier precondición para asistir a Ginebra II
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30/12/2013 22:53 GMT
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El embajador y representante permanente de Siria ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), Bashar Al-Yafari, se mostró contrario a la celebración de cualquiera Conferencia Internacional de Paz sobre Siria, que tuviera como precondición la destitución del Gobierno sirio.

Si el derrocamiento del Sistema democrático de Siria es una precondición para la celebración de la Conferencia Ginebra II, pues la cita ya no será necesaria, informó el lunes la cadena televisiva libanesa Al-Mayadin, citando al diplomático sirio.

De acuerdo con Al-Yafari, la oposición armada en Siria que demanda el derrocamiento del Gobierno antes de iniciar un diálogo intersirio en Ginebra, Suiza, está involucrada en un juego político, dirigido por ciertos Estados que amparan a los terroristas en el país árabe.

Explicó que Arabia Saudí, Catar y Turquía, principales patrocinadores de las pandillas armadas en Siria, han ordenado a la oposición que planteara condiciones poco prácticas para asistir a la segunda Conferencia Internacional de Paz sobre Siria, denominada Ginebra ll.

Hasta el momento, unos 30 países han sido invitados al evento, entre ellos, Arabia Saudí, Catar y Turquía, que desde el inicio del conflicto han avivado las llamas de la violencia en el territorio sirio al brindar ayuda de todo tipo a los grupos armados que mediante sus acciones terroristas luchan contra el Gobierno sirio.

fm/rh/hnb

Siria pide a ONU procesar a países patrocinadores del terrorismo

Siria pide a ONU procesar a países patrocinadores del terrorismo
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Actualizado:
31/12/2013 07:04 GMT
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El Gobierno de Damasco ha pedido a la Organización de Naciones Unidas (ONU) procesar a Turquía y a todos los países que secundan a los terroristas que actúan en territorio sirio.

“Las autoridades turcas facilitan armas de forma sistemática a los terroristas que operan en varios puntos de Siria (...) Ellos apoyan a grupos que atentan a diario contra los civiles, las instalaciones gubernamentales y otras infraestructuras del país”.

Así lo indicó el lunes, el embajador y representante permanente de Siria ante la ONU, Bashar al-Yafari, en una carta dirigida al secretario general de este ente internacional, Ban Ki-moon, en la cual asegura que los terroristas penetran al territorio sirio con la ayuda del Gobierno de Ankara.

Al-Yafari recordó que brindar ayuda a terroristas supone una violación flagrante a las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).

La semana pasada, el ministro de Información de Siria, Omran al-Zoubi, repudió la injerencia extranjera en su país y pidió a Catar, Arabia Saudí y Turquía cesar su apoyo a los grupos terroristas que luchan desde mediados de marzo de 2011, contra el Gobierno y el pueblo sirios.

A principios de este mes, la Cancillería siria dirigió dos cartas, por separado, a Ban y al presidente del CSNU, el australiano Gary Quinlan, en las que denuncia el continuo apoyo de Turquía a los terroristas en Siria.

De acuerdo con los datos de la ONU, Turquía ha enviado más de 47 toneladas de armas desde el pasado junio a los grupos armados que operan en Siria.

Solo el último septiembre, Ankara envió 29 toneladas de armas a los grupos armados, incluidos rifles de caza y escopetas, según la ONU.

Siria, además de tener que hacer frente a los terroristas, sufre la injerencia de algunos países occidentales y regionales, que, a través de un apoyo financiero, armamentístico y logístico, buscan propiciar el terreno para derrocar al Gobierno del presidente Bashar al-Asad.


ask/nl/nal

lunes, 30 de diciembre de 2013

El tema en el poema de Vicente Huidobro titulado “La poesía es un atentado celeste”

El tema en el poema de Vicente Huidobro titulado “La poesía es un atentado celeste”
 
Francisco Javier Chaín Revuelta
 
Buscaremos cuál  es el tema del poema de Vicente Huidobro titulado “La poesía es un atentado celeste” *
En la primera estrofa dice él que está en el fondo de la ausencia y ahí él se espera a si mismo (se desdobla)  En ese fondo está  presente esperándose, y ahí, ahora, está presente en otros objetos, viajando da vida a ciertos árboles y a ciertas piedras, que lo esperaban, y cansados por esa espera se sentaron. El tema es él (desdoblado) la ausencia y la espera. Ausencia, esperar son los conceptos
En la segunda estrofa él, está y no está, presente y ausente esperando quieren su lenguaje y él el lenguaje de ellos y eso es un equívoco atroz. Conceptos: presente, ausente, lenguaje, equivocación
En la tercera estrofa  él se adentra en las plantas, se hace árbol, se ha convertido en cosas y cosas y eso es doloroso y lleno de ternura. Eso es angustioso, lamentable. Concepto: convertirse
En la cuarta estrofa, la última,  dice él que podría gritar pero que se espantaría el proceso de cambiar su substancia, por tanto recomienda guardar silencio y esperar en silencio.
En resumen no encuentro que quiere decir Vicente Huidobro en este poema, más allá de que está y no está, que cambia a cosas, que quiere gritar pero guarda silencio, que quieren su lenguaje y él quiere el de ellos. No encuentro más tema que oposición: estar y no estar, ser una cosa y otra, un lenguaje y otro lenguaje, gritar y silenciar, presente y ausente. Creo que este poema es una divagación.
 
*El poema completo de “La poesía es un atentado celeste" lo encontrará en:

domingo, 29 de diciembre de 2013

El año del selfie



Hechos y rostros relevantes
2013 será recordado por ser el año en que murió Nelson Mandela y el año de las revelaciones de Edward Snowden acerca del espionaje masivo de la National Security Agency. Fue el año en que supuestamente el régimen de Bashar el Assad empleó armas químicas contra un barrio de Damasco donde murieron alrededor de mil 400 personas, y el año en que eu detuvo su maquinaria bélica, a sólo un parpadeo de desatar una guerra más en el Medio Oriente. Fue el año en que un argentino se volvió Papa, en que murió Nagisa Oshima y en que un meteoro cayó sobre la ciudad rusa de Chelyabinsk, poniendo en evidencia nuestra vulnerabilidad ante los incidentes cósmicos. Pero también fue el año del selfie. Un término que ingresó, junto con el provocador baile denominado twerking, al Oxford Dictionary Online (que no es lo mismo que el venerable Oxford English Dictionary). El selfie es “una fotografía que uno se ha tomado a sí mismo, normalmente con un teléfono inteligente o una webcam, para subirla a una red social” y se ha convertido en una extraña obsesión de nuestro tiempo. En una era en que se multiplican nuestros recursos de comunicación y abandonamos las complejidades de las relaciones personales por la comodidad y las satisfacciones desechables sin compromisos reales que ofrecen las redes sociales, aparentemente ha aumentado nuestro deseo de interactuar al mostrar nuestro rostro y a veces nuestros cuerpos, de exhibir nuestras expresiones de alegría, desconsuelo, confusión o provocación, para reconectar, re-conectarnos con una comunidad abstracta a la que nos sometemos en espera de reconocimiento, aprecio en forma de comentarios, o por lo menos un pulgar apuntado hacia arriba o un efímero me gustalike. Pero no debemos subestimar el hecho de que el selfie es una manera de descifrar el misterio de cómo nos perciben los demás y en cierta forma de entender quiénes somos.
Leer rostros
Es fácil descalificar este fenómeno como otra muestra de exhibicionismo, de indulgencia narcisista y egoísta, o simplemente holgazanería de la generación “del milenio”, la cual aparentemente no puede articular palabras para expresar un estado de ánimo, por lo que recurre a describirlo con instantáneas o emoticones. Asimismo, podríamos ver en esta tendencia el eco de la fiebre de la Reality Television, de la manía compulsiva por alcanzar algún grado de notoriedad o celebridad al exponerse en alguna situación absurda, grotesca o “extrema”. Pero estas explicaciones son incompletas si no es que erróneas. El simple hecho de que hombres y mujeres de todas las edades y orígenes culturales, sociales, nacionales y étnicos opten por convertirse en improvisados modelos y correr el riesgo del ridículo o el hostigamiento, habla de una necesidad intensa de comunicación de maneras no anónimas, de vincularse con conocidos y extraños apelando a su complicidad, a su gusto y a algo parecido a la solidaridad. El selfie aspira a ser más que una foto, ya que pretende contar una historia, ser una página de un diario, un testimonio, o bien una interacción más personal que el simple hecho de contar una experiencia. El selfie puede ser una confesión corporal, un gesto amistoso o un guiño sarcástico. Es muy revelador también que servicios como Instagram (que este año rebasó los 100 millones de usuarios activos) así como Tumblr, cada vez contienen más selfies de todos tipos, a tal grado que ya se pueden clasificar por su contexto, intención y aspecto. El selfie pone énfasis en nuestra fascinación por ver caras humanas, y hay que considerar que nuestro cerebro interpreta en milisegundos si un rostro es o no atractivo, prácticamente en cualquier situación y contexto.
Interrupciones
El principal uso que damos a nuestras tecnologías portátiles de comunicación e información es compartirlo todo, de manera automática, sin importar con quien, con la ilusión de unir nuestra voz a la estruendosa cacofonía digital en que se ha convertido la mediósfera. Las interacciones continuas con el mundo del otro lado de la pantalla se caracterizan por dos elementos: la gratificación instantánea y las interrupciones constantes. Así, ni siquiera un funeral (ni siquiera el de Mandela) resulta suficientemente solemne para obligarnos a controlar el deseo de tomarnos un selfie y postearlo en una red social. Vivir simultáneamente en un mundo físico y otro virtual se ha traducido en que estamos más entretenidos y distraídos que nunca. Nuestras pausas incómodas y nuestras transgresiones a los rituales sociales habrán de contar la otra historia de nuestro tiempo.

A 400 años de Cervantes, el ejemplar

A 400 años de Cervantes,
el ejemplar

Don Miguel en Plaza de Cervantes, Alcalá de Henares, Madrid. Foto: quickiwiki.com
 
Enrique Héctor González
I
Ocurre que siendo como es de biunívoca la ecuación Cervantes-El Quijote, se olvida a menudo que, entre los cuatrocientos años cumplidos ya por la primera parte de su obra magna y los dos que faltan para que la segunda cruce tal umbral, se publicaron, en 1613, doce narraciones breves que, muy al uso de la época, el autor tituló Novelas ejemplares. Junto a las otras tres obras narrativas de Cervantes (la previsible Galatea, los póstumos Trabajos de Persiles y Sigismunda y su novela por antonomasia), las breves narraciones que hace cuatro siglos vieron la luz pueden considerarse el punto de partida de un subgénero literario, la novela corta, respecto del que, si bien es abusivo asegurar que haya sido inaugurado por el autor del Quijote, no es exagerado reconocer que, dados su peculiar concepto y ejecución, tiene en las Novelas ejemplares su primer corpus unitario en nuestra lengua.
Es posible que la apuesta del autor por La Galatea, obra escrita en el afán de adscribirse a un género –el de la novela pastoril– que ya había dado sus mejores frutos en 1585, sólo sea un eco del escaso éxito que Cervantes cosechaba ya en la poesía y, sobre todo, en el teatro. Aunque, como observa Américo Castro, “la intuición del fenómeno íntimo”, del carácter y la psicología de los personajes, sea uno de los méritos mayores de aquella forma novelística, no se trata de una historia caracterizada por su lozanía y donaire, ese desenfado natural que resulta irrepetible en la prosa quijotesca. Otro tanto puede decirse de la última entrega narrativa de Cervantes, aparecida un año después de su muerte: Los trabajos de Persiles y Sigis­munda, laborioso ejercicio en que, “por carta de más”, como diría su autor, esto es, por una barroquizante elaboración de la estructura, de los encuentros y desencuentros de la pareja protagónica, la novela se envara en vericuetos que la vuelven un tanto ampulosa y, de nuevo, poco digna de la gratísima sencillez alcanzada en su obra mayor.
Las Novelas ejemplares, en cambio, participan del equilibrio que Cervantes consiguió en el Quijote. Casi todas fueron escritas mucho antes de su publicación y se llaman así porque “no hay ninguna de la que no pueda sacarse ejemplo provechoso”, según su autor. Pero lo que parecería una olvidable diligencia didáctica (el adjetivo “ejemplares”), estorbosa para el ámbito lúdico en que Cervantes gustaba de escribir, deviene, en algunas de las historias, una lección de ambivalencia sólo comparable a la del “entreverado loco lleno de lúcidos intervalos” que es don Quijote, según lo define Lorenzo de Miranda en algún capítulo de la segunda parte.
Se trata de una docena de textos que, cada uno por sí, no rebasa las cincuenta páginas y es semejante, en su tratamiento y extensión, a las dos narraciones largas interpoladas en la primera parte del Quijote: la Historia del cautivo y la Novela del curioso impertinente; y curioso es, precisamente, que el término “novela” se atribuyera, en la época de Cervantes, a obras breves y amorosas como éstas y no a los textos de más largo aliento, de modo que cuando hablamos de novela picaresca, pastoril o de caballerías estamos cometiendo una evidente anacronía en demérito del término “historia”, reservado entonces a narraciones largas como el Amadís o la Dorotea. Pero al margen del nombre empleado para referirnos a ellas, las novelas ejemplares cervantinas son textos en que la amalgama de naturalidad y convencionalidad es así de pródiga que resulta imposible decidir si las obras nos atraen por la avezada verosimilitud de sus situaciones o por la ingeniosa manera como se enredan para afinar la trama. Los personajes de este dodecaedro narrativo son tipos sociales que encarnan modelos de conducta, oficios o roles propios de su época, pero están plenamente individualizados, además de que sus historias traslucen una organicidad, una unidad de estilo y una semejante manera de abordar la anécdota que las armoniza entre sí, dándoles un aire de familia inobjetable.
En Erasmo y España –libro, si los hay, ejemplar por su irrepetibilidad de asunto y de enfoque–, Marcel Bataillon observa que “la obra de Cervantes es la de un hombre que permanece, hasta lo último, fiel a las ideas de su juventud, a ciertos hábitos de pensamiento que la época de Felipe II había recibido de la del Emperador”. Es extraño que tan persistente conservadurismo termine por facilitar antes que entorpecer la ductilidad de sus textos, pues una suerte de identidad ideológica, que muchas veces puede confundirse con el estilo mismo, insufla claridad a las tramas y a las reflexiones. Basta reconocer en los personajes y narradores del Quijote, por ejemplo, los juicios que sobre la vida y la literatura ilustran los del propio Cervantes, para confirmar que la aleccionadora unidad de las Novelas ejemplares no sólo pasa por el filtro de los años y aun décadas que mediaron entre su escritura y su publicación, sino que asimismo va sostenida por el mismo ánimo de enmienda que, ante lo injustamente aceptado, ante lo miserable o mezquino del mundo, priva en su visión de la sociedad del siglo XVI lo mismo que en la del naciente XVII.
II
Como las horas del reloj y los convidados a célebre cena, son doce –queda dicho– las historias del libro, casi todas de tema contemporáneo. Asuntos de celos y desencuentros amorosos, sátiras sociales y caricaturas de psicosis muy personales, protagonizan estos relatos. Pero los rasgos más acabadamente cervantinos son los que han prevalecido hasta hoy: la visión lúdica del mundo, el irrestricto elogio de la libertad y la condición de que honra y linaje no dependen del juicio ajeno sino del propio, pues al final “uno es hijo de sus obras”. El que Cervantes, como cualquier escritor, esté atrapado en más de un sentido en la mentalidad de su época no obsta para que, a la distancia de cuatro siglos, un rasgo esencial del Quijote se trasmine, por así decirlo, en las Novelas ejemplares: su generosa conciencia de la ambivalencia de sentidos que puede desprenderse de las situaciones y las actitudes humanas.
A diferencia de la novela sentimental y de corte pastoril, que también trataba asuntos amorosos, cruces inexactos de destinos adversos, errancias irreales (y “errar” era casi siempre errar, equivocarse) por derrotas hechizas (y la palabra “derrota”, como camino, tendría luego una evolución que confirmaría la mala ventura de quien huye o busca y sólo se pierde), las ejemplares historias cervantinas son, por así decirlo, de carne y hueso, pues tratan “problemas del corazón humano en sus conflictos íntimos”. No dejan de ser artificiosas, para el gusto moderno, porque la estética de la época alababa y avalaba los sinos sublimes, los enredos inverosímiles y la piadosa solución de los conflictos más intrincados. Pero eso no obsta para que Cervantes, aturdido por una suerte de celosa voluntad de radiografiar el alma de sus criaturas, en comedidas dosis y trazos estrictos alcance la nitidez que le convenía a la brevedad de sus relatos.
Sea a partir del matrimonio de un viejo y una joven que, naturalmente, le es infiel en El celoso extremeño; resulte del feliz descubrimiento de un estudiante cuando advierte que la sirvienta que ama es de origen aristocrático, según sucede en La ilustre fregona; pase por la locura de creerse de cristal, como el Tomás Rodaja de El licenciado Vidriera, quien ha caído en tan disparatada ocurrencia al comer el hechizado membrillo toledano que le administró una mujer de ésas “que llaman venéficas, que no es otra cosa lo que hacen que dar veneno a quien lo toma”, la originalidad de las Novelas ejemplares radica menos en la anécdota que en la precisión con que Cervantes diseña los pormenores de la historia, en su ánimo de enfatizar una personalidad o un dilema configurados siempre a partir del atinado tono con que sabe entretener, divertir y diversificar la curiosidad del lector.


No me detendría en cada relato sin abusar del espacio previsto. Decir que en la búsqueda de aventuras de Rinconete y Cortadillo, una de los mejor estudiados, hay algo de don Quijote, y que la vida licenciosa retratada en El casamiento engañoso no carece de la savia y sabor que a una buena historia le procuran el conocimiento de primera mano de tal ambiente, recreado con lujo de verosimilitud verbal como los diálogos entre Sancho y su amo, significa reconocer el arte con que fueron concebidas y escritas estas novelas ejemplares. Sin embargo, querría arrendar, así sea brevemente, en una cuyo asunto es fantástico y que indaga, a través de un discurso tanto cortesano como filosófico, en la “gana de hablar” de los canes Cipión y Berganza. La trama de El coloquio de los perros explora, de manera festiva, el don articulatorio de dos animales, anomalía matizada por su comedido agradecimiento de este bien (que ellos saben haber recibido inmerecidamente) y por la asombrosa angustia de ignorar en qué momento perderán la facultad oral. En una palabra, Cervantes nos los muestra como genuinos seres humanos apremiados por la contingencia.
En su despilfarrada conducta, sin embargo, predomina un espíritu racional que recuerda menos a la fábula grecolatina que a la novela de aventuras, donde el personaje errabundo, durante su viaje, aplica una lógica que resulta impecable porque de ella depende, muchas veces, su sobrevivencia. Los perros, en apología del nomadismo, coinciden en señalar como fuente de su gran discreción el haber vivido en muchos lugares, lo que los faculta para hablar, incluso, de literatura. 
En efecto, su lúcida, incesante conversación satiriza en algún momento la escasa verosimilitud de las novelas pastoriles casi sin percatarse de que son ellos, unos perros, quienes denuncian tal irrealidad. A más de esto, se advierte en Berganza que, conforme más habla, menos razona y mayormente le preocupa lo que le falta por decir, en un irónico, cervantino dibujo de la esquizofrenia humana. La primigenia humildad deviene entonces perplejidad; el antiguo agradecimiento es ahora cómico desconcierto: la exquisita ambivalencia del humor.
Como ocurre en esa preclara historia del siglo segundo de nuestra era, El asno de oro, de Apuleyo, fue un conjuro el que produjo este doble parto canino: los perros parlantes son producto de un encantamiento. Pero si aquel animal podía recuperar su naturaleza humana sólo masticando unas rosas, Cipión y Berganza lo harán cuando ocurra la humillación de los soberbios y la elevación de los humildes, es decir…
Estas historias de juego y hechicería, herederas de las fábulas milesias y la literatura que, desde Bajtin, llamamos de carnaval, son de amplia aunque soslayada prosapia y presencia en la cultura popular europea desde tiempos antiguos. Que su espíritu lúdico haya contagiado a algunos autores cultos será siempre en beneficio de los lectores dispuestos a solazarse con historias no por exageradas y fantasiosas menos dignas de ser reconocidas como andamios en la entreverada escalera donde, peldaño a peldaño, dialogan el entretenimiento y la visión crítica del mundo, el desenfado y la puesta en jaque de la realidad y sus inexactas jerarquías.
Sólo críticos de viejo cuño, como Unamuno o Rodríguez Marín, pudieron alentar la especie de que el espíritu de la narrativa cervantina, cuyo ápice se plasma en la pasmosa perfección del Quijote, recela del limitado entendimiento de su autor, pues si bien las Novelas ejemplares no alcanzan en todos los casos la genialidad del libro más importante de Cervantes, sus innumerables virtudes son suficientes para confirmar el talento de un escritor que, casi siempre, estuvo a la altura de su obra.

sábado, 28 de diciembre de 2013

El tema en el texto “Sobre el arte de un escritor” de Eduardo Galeano



El tema en el texto “Sobre el arte de un escritor” de Eduardo Galeano

Francisco Javier Chaín Revuelta

Buscaremos identificar el tema en el texto titulado “Sobre el arte de un escritor” del autor Eduardo Galeano. *

Desde el primer párrafo Galeano habla de su larga relación con la palabra:  (“desnudamiento de la palabra:”) (“tentativas de escribir,”) (“prosa abigarrada, llena de palabras”)  (“hasta llegar a un lenguaje”) (“complejidad de creación”) aquí los conceptos tratados son palabra, escribir, prosa, lenguaje y creación. El tema parece ser el lenguaje.

Segundo párrafo: (“el trabajo intelectual”) (“no se trata de simplificar para rebajar de nivel intelectual,”) (“la literatura como expresión de la vida (“lograr un lenguaje que sea capaz”) En el tercero: (“un gran escritor uruguayo”) y en el cuarto párrafo (“las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio"). (“cuando escribo me voy preguntando: ¿estas palabras son mejores que el silencio?,”) del segundo al cuarto párrafo los conceptos son: trabajo intelectual, simplificar, literatura, lenguaje, escritor, palabras (3 veces) y escribo. El tema sigue siendo la palabra y por ende el lenguaje.

En el quinto párrafo: “Hago una versión” (de lo que escribo)

En el sexto: // (“Inflación palabraria”) (“inflación palabraria”) (inflación palabraria”) (“inflación palabraria.”) (“desnudando el lenguaje”) (“me cuesta escribir”) Conceptos: palabraria (4 veces), lenguaje, escribir.

En el séptimo párrafo: (“La literatura tiene siempre una función,”) (“los escritores que dicen”)  (“la literatura no tiene ninguna función socia”) (“que alguien escribe”) (“yo escribo en un sobre”) Y en el octavo y último: (“una literatura que no cumpla”) (“una literatura del fatalismo,”) (“una literatura reveladora,”) (“de la literatura social”) (“toda literatura es social”) (“una buena novela”) (“una mala novela”) (“una literatura política”) Conceptos: literatura (8 veces), escritores, escribe, escribo, novela (2 veces)

En resumen el tema general que aparece en todo el texto es la palabra, es decir el lenguaje.

*El texto completo de “Sobre el arte de un escritor lo encontrará en:

viernes, 27 de diciembre de 2013

Aquella Rosita Alvirez


Aquella Rosita Alvirez

Martes 27/Diciembre/2013, al mediodía, canal 22, México

Ubicada en el siglo XIX, la historia se centra en el personaje de Felipe, un defensor de los pobres, quien está a punto de ser ahorcado y por ello recuerda lo sucedido:

En el pueblo de Río seco, los trabajadores son explotados por el ayuntamiento (nota: cualquier semejanza con la época actual es pura coincidencia) que les debe muchas quincenas. Cansado de la situación, el protagonista decide hacer justicia con su propia mano por lo que exige el dinero de la caja fuerte del banco. Al obtenerlo, lo reparte entre todos los empleados.

La acción tiene consecuencias y Felipe es enfrentado a tiros por la policía, pero logra huir gracias a la ayuda de Rosita quien está enamorada de él. Además, la joven trata de salvarlo al aceptar la petición de matrimonio de Hipólito, el regidor de la ciudad, a cambio de la libertad de su amado.

En el baile para anunciar la boda, la joven no quiere bailar con su prometido. Felipe se presenta en el lugar. Es momento de tomar la decisión final.

Tomada de García Riera Emilio, Cien años de cine mexicano y www.escritores.cinemexicano.unam.mx

Acerca del director:

René Cardona

René Cardona André nació en la Habana, Cuba, el 8 de octubre de 1905, donde pasó su infancia y adolescencia; ingresó a la universidad para estudiar medicina, pero como su familia era férrea opositora del dictador Machado, en 1926 juntos emigraron a los Estados Unidos. De la Florida viajó a Nueva York donde se relacionó con gente de cine y estrellas de la talla de Rodolfo Valentino, ahí filmó la cinta Fox Movie. Luego de pasar dos años en la ciudad de los rascacielos, viajó a Hollywood, y gracias a su físico (rubio y ojos azules), se inició como actor en papeles secundarios en cintas como Los caballeros las prefieren rubias y El príncipe de Gales, además de trabajar como asesor técnico, segundo asistente y primer asistente de director; aprendió técnicas cinematográficas, fotografía e iluminación, hasta que en 1929 produjo y dirigió Sombras Habaneras, primer película en español filmada en EEUU.

Poco tiempo después viajó a México en la compañía de teatro de Ernesto Vilches para un montaje en el teatro Abreau y en 1932 debutó en el cine mexicano en la cinta Mano a mano de Arcady Boytler; ese mismo año fue dirigido por su cuñado Miguel Zacarías en Sobre las olas, caracterizó villanos como el de Allá en el rancho grande de 1936, que sería su principal papel en la cinematografía nacional. Un año más tarde incursionó como director y guionista en Don Juan Tenorio y durante la década de los cuarenta realizó una serie de películas protagonizadas por el actor inglés David T. Bamberg.

René Cardona tuvo una de las carreras más prolíficas de la industria nacional, con un récord de 140 películas, en la que vivió momentos inolvidables como haber sido él quien dio su primer oportunidad a Pedro Infante en Jesusita en Chihuahua, fundó, al lado de Jorge Negrete, la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y compartió estelares con todos los actores de la época de oro del cine mexicano.

En 1967 rodó con su hijo René Operación 67 y Santo, el enmascarado de plata. Murió el 5 de febrero del 2003.

Ficha técnica:

Aquella Rosita Alvírez
México, 1965
Dirección: René Cardona
Argumento: René Cardona
Fotografía: Eduardo Valdés
Música: Gustavo César Carrión
Sonido: Jesús Sánchez
Edición: Francisco Reséndiz
Con: Rosa de Castilla, Juan Gallardo, Ofelia Guilmáin, Eleazar García, Emma Roldán y Jorge Russek.

Con información de:
Tomada de García Riera Emilio, Cien años de cine mexicano y
www.escritores.cinemexicano.unam.mx. -->





El tema en "El desafio de la Creación" de Juan Rulfo


El tema en el texto “El desafío de la creación” de Juan Rulfo

Francisco Javier Chaín Revuelta

Buscaremos cual es el tema de Juan Rulfo en su texto “El desafío de la creación” el cual se puede leer completo en http://grandesmontanas1302.blogspot.mx/2013/12/sobre-textos-literarios.html

Diremos de entrada que el tema desde el primer párrafo es contar cuentos (“yo no tuve quien me contara cuentos”) En el segundo párrafo aparece el tema nuevamente (“se sientan en sus equipajes en las tardes a contarse historias”) y aparece también el otro tema (anunciado en el título) de la creación  (“uno de los principios de la creación literaria es la invención”) (“todo escritor que crea es un mentiroso”) (“recrear la realidad es, pues, uno de los principios fundamentales de la creación.”)

En el tercer párrafo continúa el tema contar (“Considero que hay [para contar historias] tres pasos”) y también el tema creación (“crear el personaje”) (“crear el ambiente”) (“son todo lo que se requiere para contar una historia”) (“se logra crear lo que se puede decir, lo que, al final, parece que sucedió, o pudo haber sucedido, o pudo suceder pero nunca ha sucedido.”) (“en esta cuestión de la creación es fundamental pensar qué sabe uno, qué mentiras va a decir;”

En el cuarto párrafo: (“me han criticado mucho mis paisanos que cuento mentiras”) En el quinto: (“solamente el inconsciente o la intuición lo llevan a uno a crear y seguir creando.”)  y en el sexto (“Creo que eso es, en principio, la base de todo cuento, de toda historia que se quiere contar. Ahora, hay otro elemento, otra cosa muy importante también que es el querer contar algo sobre ciertos temas;”) (“Entonces, el tratamiento que se le da a un cuento nos lleva,”) (“estamos contando lo mismo que han contado desde Virgilio hasta no sé quienes más, los chinos o quien sea.”)  (“y creo que dentro de la creación literaria, la forma -la llaman la forma literaria- es la que rige, la que provoca que una historia tenga interés y llame la atención a los demás.” 
  
El séptimo párrafo “Conforme se publica un cuento o un libro, ese libro está muerto;”) (“hay que volver a iniciar la historia,”)  (“tengo la característica de eliminarme de la historia, nunca cuento un cuento en que haya experiencias personales”) (“la creación literaria es misteriosa,”) (“nunca he relatado nada que haya sucedido”)

En el octavo párrafo: (“Conocemos muchas novelas-ensayo, mucha obra literaria que es novela-ensayo; pero, por regla general, el género que se presta menos a eso es el cuento.”) “Para mí el cuento es un género realmente más importante que la novela porque hay que concentrarse en unas cuantas páginas para decir muchas cosas, hay que sintetizar, hay que frenarse; en eso el cuentista se parece un poco al poeta,”)  (“el cuento tiene esa particularidad; yo precisamente prefiero el cuento, sobre todo, sobre la novela, porque la novela se presta mucho a esas divagaciones.”)

En el noveno: (“caben cuentos,”)  (“en el cuento tiene uno que reducirse, sintetizarse y, en unas cuantas palabras, decir o contar una historia que otros cuentan en doscientas páginas;”) ésa es, más o menos, (“la idea que yo tengo sobre la creación, sobre el principio de la creación literaria;”)  

En 9 de los 10 párrafos que componen el texto el tema son cuentos y creación (creación de cuentos) Si por tema se entiende “La idea general, más abstracta, que guía la totalidad del texto” concluiremos que el tema del texto es la “creación de cuentos” .



miércoles, 25 de diciembre de 2013

Ay Mariano Rajoy, si te vieras....

De Navegaciones Pedro Miguel
Mariano Rajoy y su ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se empeñan en criminalizar el aborto en España. "Los bárbaros y su máscara de la piedad", dice la escritora Marta Sanz.

Ay Mariano si te vieras,
Mariano, no te soporto,
que tienes cara de aborto
y criminal de a deveras.
Déjate de chingaderas
y si abortar tú no quieres
sé fiel a tus pareceres,
y embarázate desde hoy
pero, Mariano Rajoy,
deja en paz a las mujeres.

Deja en paz a las mujeres,
que sus cuerpos no son tuyos
y el obispo y sus murmullos
no han de dictar tus deberes.
Abusas de tus poderes,
provocas confrontaciones,
mas la idiotez que propones
a la sociedad no engaña
y las mujeres de España
te cortarán los cojones.

martes, 24 de diciembre de 2013

Yo voy a transformar este país

Yo voy a transformar este país
John M. Ackerman
 
"¡Ya inició el movimiento y vamos a tirar tu gobierno. Vamos a derrocarte! ¡Yo voy a transformar este país; voy a ser Presidente y vamos a acabar con tu gobierno!”, gritó el valiente joven Daniel Blázquez Aguilar durante la pomposa ceremonia de promulgación de la contrarreforma energética en Palacio Nacional el pasado 20 de diciembre. Fueron las únicas palabras auténticas y verdaderamente audaces pronunciadas durante el acto en que se consumó una de las traiciones a la patria más grandes de la historia. En contraste con los huecos e hipócritas discursos de la caduca clase política que sólo sirvieron como cortina de humo para tapar la inmundicia que pavimenta el camino para el saqueo del país, se levantó cual ave fénix la voz de Blázquez Aguilar con una imponente claridad que seguirá retumbando por cada una de las paredes y los rincones de Palacio Nacional hasta que el pueblo sacie su sed de justicia.
La inédita velocidad con la cual los políticos corruptos impusieron las reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos refleja su enorme miedo al pueblo que universalmente rechaza el remate de la riqueza nacional a las empresas trasnacionales. Aprovecharon de la desorganización y el desánimo de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, generados a raíz de la enfermedad de su líder, para acelerar el paso y consolidar el atraco antes de que el gigante dormido de la protesta social despertara. Así como compraron la Presidencia de la República en 2012, los mismos actores hoy venden el país a cambio de unas cuantas migajas ofrecidas por las empresas petroleras.
La interesada y desbordada celebración de la contrarreforma energética por parte de los principales medios estadunidenses contrasta con la creciente indignación y rabia del pueblo mexicano. No es gratuito que The Economist, medio británico comúnmente complaciente con el régimen, reconozca que México se encuentra al borde de un estallido social, al incluirlo entre los 65 países en el mundo con altas o muy altas probabilidades de experimentar una rebelión durante 2014 (véase: http://ow.ly/rZOej).
Solamente es cuestión de tiempo para que irrumpa el descontento social. Recordemos que durante el sexenio de Felipe Calderón no fue hasta cuatro años después de su declaración de guerra contra el pueblo que surgió un movimiento masivo en contra de la irresponsabilidad criminal del presidente, primero con la campaña No más sangre, después con el Movimiento por la Paz y finalmente con la presentación de una demanda colectiva ante la Corte Penal Internacional en La Haya. Y hoy esta lucha continúa con la multiplicación de grupos ciudadanos de autodefensa a lo largo y ancho del país ante el fracaso del gobierno para garantizar la seguridad.
También pasaron varios años entre el lanzamiento mediático de Enrique Peña Nieto como el candidato de continuidad del régimen neoliberal a la Presidencia de la República y el surgimiento del movimiento #YoSoy132 cuya enorme fuerza casi detuvo la llegada a Los Pinos de alguien considerado un asesino corrupto por los jóvenes. Y el año pasado el movimiento magisterial nacional tomó varios meses para madurarse después de la aprobación de la contrarreforma educativa antes de salir a las calles de manera masiva y contundente. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) también requirió de más de una década para consolidar su fuerza antes de irrumpir en la escena política nacional el 1º de enero de 1994.
No se trata, desde luego, de cruzarnos de brazos para esperar una futura revolución en favor de la justicia y la paz, sino de que cada quien actúe ahora desde su ámbito personal, laboral, profesional y comunitario para multiplicar las muestras de repudio, articular acciones y acumular fuerzas. Hay que asegurar que el próximo e inevitable estallido social no se quede como un desahogo más, sino que siente las bases para una profunda transformación de la República.
Ello es el objetivo, por ejemplo, de la propuesta de constituir un congreso popular el próximo 5 de febrero, día en que se conmemora la promulgación de nuestra Constitución revolucionaria de 1917. Se trata de desconocer a los vendepatrias y sus cómplices que impusieron la contrarreforma energética, revertir las modificaciones constitucionales aprobadas e instalar una nueva instancia política-popular que cuente con mayor legitimidad social que las instituciones formalmente constituidas. Esta idea ya ha tenido una amplia aceptación tanto en las redes sociales como por los asistentes a la emotiva y multitudinaria #MarchaEnDefensaDeMéxico convocada por artistas, periodistas e intelectuales el pasado 20 de diciembre.
También es importante reconocer que las vías jurídicas no están completamente agotadas. Por un lado, habría que respaldar los necesarios e importantes esfuerzos de impugnar la constitucionalidad y la legalidad de la reforma, de realizar una consulta popular y de demandar a Peña Nieto por el delito de traición a la patria. Por otro lado, habría que vigilar con lupa la eventual redacción de las leyes secundarias en la materia. Los traidores no se atrevieron a incluir las partes más privatizadoras de la reforma en el texto constitucional, sino que fueron incorporadas en una serie de artículos cuyo incumplimiento no genera sanción alguna. Se mantiene incólume la tajante prohibición del otorgamiento de concesiones en materia de petróleo y de todos los hidrocarburos sólidos, líquidos o gaseosos en el subsuelo. Así que cualquier intento de incluir en las leyes secundarias licencias o contratos de riesgo que en los hechos serían concesiones disfrazadas tendría que ser revocado inmediatamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Ningún artículo constitucional se aplica solo, sino que su eficacia práctica siempre requiere de una fuerte dosis de apoyo social y político, algo de lo cual carece totalmente la contrarreforma energética. Con una consistente movilización social y la construcción de alternativas de contrapoder ciudadano, tarde o temprano el pueblo mexicano una vez más será victorioso en defender su legado revolucionario del saqueo de los oligarcas.

Lea La Jornada de Hoy

lunes, 23 de diciembre de 2013

Un México de posguerra

Un México de posguerra

por Javier Hernández Alpízar
Domingo, 22 de Diciembre de 2013 21:17

a México los Estados Unidos no necesitaron mandar marines: tenían aquí a una clase política colonizada ideológica y culturalmente que les ha entregado el país, desde los gobiernos perredistas- amloístas que privatizaron y extranjerizaron las playas y que han hecho la contrainsurgencia...

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De izquierda a derecha: Camacho Solís (el cerebro detrás de la política del GDF desde los tiempos de AMLO), Salinas (innombrable), Zedillo (carnicero de Acteal), Colosio (el muerto que todos santifican pero operó los fraudes electorales cuando fue presidente del PRI) Lástima que a la foto le sobrepusieron un texto tan malo…
 
“La guerra es terrible. La guerra es la muerte, la guerra es el odio, la guerra es el miedo, la guerra es el llanto, la guerra es el ruido.
“La guerra hace tanto ruido que los que la hacen se quedan completamente sordos. Tanto que ni siquiera oyen el llanto de los niños.”
(Tai- Marc Le Thanh, Cyrano, Adaptación de Cyrano de Bergerac)

Hace poco aparecieron en YouTube algunas imágenes sobre la invasión de marines de los Estados Unidos a Panamá de 1989, una agresión militar con tecnología de punta contra población civil indefensa, una carnicería, un crimen de lesa humanidad con el que Washington se curó del síndrome de Vietnam e inauguró una era de nuevas intervenciones militares directas (la postguerra fría) en la cual se ha empantanado solamente por la resistencia iraquí.
La postguerra fría nos cambió el mundo. Llegó a su fin la contención (por el contrapeso del bloque socialista) que para la intervención militar directa tuvo el ejército de los Estados Unidos. La masacre de población civil indefensa en Panamá fue una manera criminal de desoxidar su maquinaria de muerte, de nuevo los halcones estadunidenses saldrían a asesinar por todo el globo.
En 1988 llegó a México el embajador John Dimitri Negroponte, experto en intervención política, militar y espionaje: pero a México no le declararían la guerra, aquí usarían una forma distinta de engullir, fagocitar y colonizar: el libre comercio. En 1988 se dirimió en la élite mexicana el dilema: continuar con el nacionalismo priista que definitivamente no parecía la opción para el capital transnacional en la posguerra fría o dejar a los nuevos tecnócratas apoderarse del país, desmantelar la caricatura de estado de bienestar y desregular, privatizar, desestatizar, desnacionalizar, extranjerizar, globalizar, destruir lo local y dejar listo el país para el saqueo internacional, pero principalmente orquestado por Washington.
Estos recientes años, casi en secreto no deliberado, sino porque los medios no se han enterado, el Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos está documentando la devastación del país, resultado de esa política neocolonial o imperial, o simplemente del capitalismo salvaje, que puede entenderse si se sabe que México es el país que más tratados de libre comercio ha firmado en el mundo. La única respuesta a la altura de la agresión, cuando entró en vigor el primero y más importante de ellos (el TLCAN o NAFTA) fue el alzamiento zapatista de enero de 1994. Esas fechas: 1988, con el fraude electoral y el entronizamiento del salinismo, 1989 con la invasión militar a Panamá y el inicio de una nueva era de los halcones de la guerra en Washington y 1994 con el inicio del TLCAN y el nuevo avasallamiento del país por el capital financiero internacional y el inicio de la resistencia zapatista la cual abrió un nuevo ciclo de resistencias territoriales que hoy existe principalmente en el sur y sureste en zonas indígenas y campesinas, son el punto de partida de un nuevo escenario nacional y mundial.
Pero mientras la política de verdad, la que cambió el destino de México y de muchos otros países se realizó mediante la guerra o la continuación de la guerra por otros medios que es hoy el “libre comercio”, como cortina de humo nos vendieron el discurso civilista, ciudadano, las urnas como principio, fin y único recurso político: dijeron que las urnas son la única alternativa a la violencia, la única forma legítima de hacer política, la única civil; pero las urnas a México trajeron la violencia del PAN en el poder, la ilegitimidad de los poderes de facto y los fraudes electorales, políticos, financieros y morales que han destruido el país, vaciaron de todo sentido la palabra “democracia” y terminaron volviendo un absurdo y una quimera a la geometría política: el PRD encabezado casi exclusivamente por ex priistas y constante aliado electoral del PAN es el síntoma de ese nonsense en que se diluyó la política institucional.
Pero la política que destrabó en México la resistencia a las reformas estructurales neoliberales que faltaban fue totalmente militar: el sexenio panista de Calderón y lo que va del presente, mediante ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, criminalización de la protesta social, persecución sistemática y descabezamiento de organizaciones de derechos humanos, de defensa del territorio y de comunicadores y periodistas, además de terror contra la población civil, migración y desplazamiento forzado… Tuvimos nuestro Panamá pero durante más de seis años y con violencia de grupos armados mexicanos (armados con tecnología traída de Estados Unidos) bajo una política de “guerra al narcotráfico” diseñada en Washington.
Después de esa sangría, el civilismo en México está agotado. Y el poder tiene una forma ya protocolaria de tratar a la población que protesta: el operativo policiaco militar. Los encapsulamientos que practica la policía antimotines del GDF perredista son la tecnología de punta de esa forma de control de la población. Demonizar las protestas que no se realizan con permiso y casi con patente del GDF, por ejemplo con la condena de los voceros ideológicos de Morena a los “encapuchados”, es el complemento civil (los comisarios del pensamiento) del control militar de la disidencia.
Son desoídas las manifestaciones, por masivas que sean: todavía el 12 de enero de 1994 manifestaciones civiles masivas obligaron al EZLN a plantearse un alto al fuego que luego sería seguido por el gobierno federal, como siempre el gobierno federal fingió el alto al fuego y ha seguido la contrainsurgencia paramilitar en Chiapas y luego en otros lugares del país. Sin embargo, desde la masiva Marcha del Color de la Tierra de 2001, desoída por los tres poderes y por los tres principales partidos PAN, PRI y PRD, hasta la fecha (exceptuando pocos momentos como el movimiento de Atenco en 2001 que echó abajo el decreto expropiatorio de Fox) normalmente las movilizaciones masivas, incluso las más combativas como el movimiento de la APPO en Oaxaca, son intervenidas con operativos policiaco militares. No le han dejado al México de abajo respiro. No le han concedido ganar nada. E incluso lo que ha ganado, el poder lo ha revertido mediante venganzas cruentas (Atenco 2006, y la guerra de baja intensidad contra el zapatismo y la Sexta DSL y todos los “radicales”) para continuar la intervención por diferentes medios, entre ellos las “reformas estructurales” exigidas por Washington y los tratados de libre comercio.
El arrinconamiento a la movilización ha llegado al extremo de que hoy una manifestación es un éxito en sí misma: es un triunfo el solo hecho de que los mexicanos salgan a desafiar la represión, exponiendo el físico, soportando un humillante trato de criminales, como los encapsulamientos que han utilizado, antes Ebrard (no denunciados suficientemente porque “no había que hacerle el juego a la derecha”) y hoy Mancera. Es una especie de acción performativa en el mal sentido de la palabra, una acción simbólica sin consecuencias políticas. (Hay que reconocer que algunos perfomances pueden tener consecuencias ideológicas y políticas interesantes.)
Ya desde las protestas internacionales previas a la invasión norteamericana en Afganistán y luego Irak, Naomi Klein decía que era tiempo de dejar atrás las manifestaciones simbólicas, había hacer algo que en verdad afectara los intereses de las empresas transnacionales. En esa época se ensayaron sin éxito los boicots a algunas marcas y logos.
En México, ninguna movilización civilista ha planteado llegar hasta esos extremos. Siempre se han quedado en una desobediencia civil ligera, aun así la población civil lo ha pagado con muertos, desaparecidos, presos, gente desahuciada por lesiones y un sexenio de terror para desmovilizarla. (La Otra Campaña en 2005 – 2006 lanzó la propuesta de un alzamiento civil y pacífico que derrocara al supremo gobierno, pero fue criticada por su “izquierdismo infantil aventurero”, prevaleció la ilusión electoral que ha llevado hasta los gobiernos de Mancera, Arturo Núñez y los liderazgos morales de Bartlett y demás. No había que “hacerle el juego a la derecha” criticando al PRD, para que el PRD pudiera seguir importando personeros de la derecha como candidatos.)
En otras palabras: a México los Estados Unidos no necesitaron mandar marines: tenían aquí a una clase política colonizada ideológica y culturalmente que les ha entregado el país, desde los gobiernos perredistas- amloístas que privatizaron y extranjerizaron las playas de Baja California Sur y que han hecho la contrainsurgencia contra los zapatistas en Chiapas hasta el actual Pacto por México en el que PAN, PRI y PRD legitimaron la última etapa de las reformas estructurales, mientras el gobierno del GDF- PRD reprime sistemáticamente, dejando en coma a Kuykendall y deteniendo arbitrariamente a decenas de jóvenes manifestantes, agrediendo a decenas de defensores de derechos humanos, periodistas y comunicadores.
Las manifestaciones cumplen su papel simbólico en la historia: pero si la masiva marcha indígena de 2001 fue desoída incluso por la izquierda partidista sin consecuencias para el PRD (que siguió siendo “la opción” electoral) y las manifestaciones antifraude de 1988, 2006, 2012 fueron desoídas y no significaron un freno de mayor importancia al ascenso de los políticos entreguistas al servicio de Washington y las transnacionales, las manifestaciones de hoy no pueden cumplir un papel mayor que el de salvar el honor de un pueblo avasallado que puede decir que no se merece el gobierno que tiene, pero no puede sacudírselo.
Lo que dijo Naomi Klein respecto al planeta es cierto hoy para México: las protestas simbólicas ya no bastan, no sirven. ¿Quién le pone el cascabel al gato? ¿Quién da el paso adelante en una política de desobediencia civil legítima, pero que no se reduzca a exponer a los de abajo a la represión mientras los políticos de izquierda no dejan de vivir del presupuesto? No sé quiénes lo harán, pero estoy seguro de que los líderes del agotado ciclo civilista, republicano y electorero no lo harán: porque en el fondo comparten los valores de quienes detentan el poder. Las diferencias son de matices y de personeros, no de fondo.
¿Necesita el México de abajo de esa clase de líderes para organizarse o puede dejar de delegar su poder y representarse a sí mismo? La existencia de esta nación como tal depende de las respuestas a ese tipo de preguntas. Quienes creen que se ha agotado la no-violencia desestiman las posibilidades políticas. Falta, además de autonomía, imaginación política.