Turquía: un héroe calumniado
Robert Fisk
Confrontado por el centenario del pavoroso genocidio de millón y
medio de armenios a manos de los turcos otomanos en 1915, el gobierno de Turquía
planea ahogar los recuerdos de las masacres con ceremonias conmemorativas de la
victoria turca sobre los aliados en la batalla de Galípoli, ese mismo año. Ya
académicos leales al régimen han hecho cuanto han podido por pasar por alto la
presencia de miles de soldados árabes entre los ejércitos turcos en Galípoli, e
incluso acusan a un oficial turco armenio de artillería, que fue condecorado por
su valor en esa batalla, de haber fabricado su biografía.
En realidad, el capitán Sarkis Torossian recibió medallas al valor
personalmente de manos de Mustafá Kemal, uno de los héroes turcos de Galípoli,
quien más tarde, con el nombre de Atarturk, fundó el moderno Estado turco. Pero
en vista del deseo de algunos de los historiadores más prominentes del país de
llamar mentiroso a Torossian, tal vez sea necesario usar la palabra
modernoentre comillas. Ahora esos académicos afirman que el capitán armenio inventó las dos medallas.
Sin embargo, uno de los historiadores turcos más claridosos entre los que han
reconocido sin reservas el genocidio de 1915, Taner Akcam, ha rastreado a la
familia de Torossian en Estados Unidos e inspeccionado los dos expedientes de
las medallas: uno de ellos lleva la firma original de Ataturk.
Turquía, como sabemos, quiere ingresar en la Unión Europea. Por cierto, yo
creo que debería entrar. ¿Cómo podemos los europeos afirmar que el mundo
musulmán desea permanecer
alejadode nuestros
valoressi todo un país musulmán quiere compartir nuestra sociedad europea? Somos hipócritas en verdad. Sin embargo, ¿cómo espera Turquía unirse a nosotros cuando rehúsa con persistencia a reconocer la verdad del genocidio de armenios, y simboliza esa negativa con un escandaloso ataque a un oficial otomano muerto hace muchos años?
Las memorias del capitán Torossian, De los Dardanelos a Palestina,
se publicaron por primera vez en Boston en 1947. Ayhan Aktar, profesor de
ciencias sociales en la Universidad Bilgi de Estambul, encontró hace 20 años un
ejemplar del libro y se asombró al enterarse de que oficiales armenios combatían
del lado otomano.
La batalla de Galípoli, que duró ocho meses –un desembarco aliado soñado por
Churchill con la esperanza de capturar Constantinopla y romper el estancamiento
en el frente occidental–, fue un desastre para los británicos y los franceses, y
para las masas de soldados australianos y neozelandeses que combatían de su
lado. En enero de 1916 se retiraron de los enclaves de playa que habían
establecido.
En su libro, Torossian recuerda los combates en Galípoli y otras batallas en
las que participó, hasta que, hacia el final de la Gran Guerra, encontró a su
hermana entre los refugiados armenios que iban en los convoyes de la muerte
hacia Siria y Palestina. Entonces se pasó al bando aliado, conoció a T. E.
Lawrence (quien no le agradó) y volvió a entrar a Turquía con las tropas
francesas. Con el tiempo viajó a Estados Unidos, donde falleció.
El cojonudo profesor Aktar, notando la resistencia de sus colegas a reconocer
que árabes y armenios combatieron en el ejército otomano, decidió publicar el
libro de Torossian en el turco original. Las primeras reseñas fueron favorables,
hasta que dos historiadores de la Universidad Sabanci lo impugnaron. Por
ejemplo, el doctor Jalil Berktay escribió 13 columnas en el periódico Taraf,
en las que afirmó que todo el libro era ficción y que Torossian era un
mentiroso.
Taner Akcam, el historiador turco que descubrió a la familia de Torossian,
quedó pasmado por la reacción a la edición turca del libro; uno de los críticos,
afirmó, llegó a afirmar que Torossian nunca existió.
El ministro turco del Exterior, Ahmet Davutoglu, en un discurso pronunciado
en Galípoli hace dos años, hizo un anuncio perfectamente franco de cómo planea
Turquía definir el genocidio de armenios en el centenario:
Vamos a hacer que el año de 1815 sea conocido en todo el mundo, no como el aniversario de un genocidio, como algunos afirmaron y calumniaron (sic), sino que lo daremos a conocer como la heroica resistencia de una nación; en otras palabras, nuestra defensa de Galípoli.
Así pues, se supone que el nacionalismo turco triunfará sobre la historia.
Sin embargo, los descendientes de quienes murieron con las tropas australianas y
neozelandesas en Galípoli podrían preguntar a sus anfitriones turcos en 2015 por
qué no rinden honores a esos valientes árabes y armenios –entre ellos el capitán
Torossian– que combatieron al lado del imperio otomano.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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simples ideologíasAlejandro RuizHola. Al margen de la existencia o no de este personaje o que sea cierto o no todo lo que se comenta. Solamente quería comentaros que el problema principal de toda esta cuestión es que los armenios y quienes les apoyan no reconocen que ellos mataron a un numero similar de turcos en aquella epoca con ayuda de Rusia, y que la mayoría de los armenios asesinados no fueron asesinados por turcos sino por kurdos a los que hoy en dia no pueden reclamar nada, sino al revés, prefieren olvidarse de la historia y usarlos como "amigos de penas" contra Turquía. Turquía nunca va a reconocer nada de estas cosas que hacen parecer que los turcos muertos valen menos que los muertos de otros paises. O todos los hechos fueron genocidio, o nungún hecho fue genocidio. Un saludo.
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EspecificidadhenrichDisculpa mi ignorancia pero podrías dar mas datos del genocidio tan ocuto de turcos del qu hablas, ¿que fechas exactas fueron? ¿cuando sucedio esto exactamente?, ¿donde sucedio exactamente?, ¿cuantos murieron?,¿millón y medio como los armenios? aunque de ser cierto una cosa no justifica la otra.
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