
| La 
entrevista perdida con John Lennon (y Yoko Ono) | 
| Tariq Alí y Robin Blackburn | 
En septiembre de 1980 
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Alí: Tu más 
reciente disco [John Lennon-Plastic Ono Band] y tus más recientes 
declaraciones públicas, especialmente las entrevistas en Rolling Stone, 
sugieren que tus puntos de vista se han vuelto más y más radicales y políticos. 
¿Cuándo comenzó a ocurrir esto?
Lennon: Siempre he sido propenso a lo político, 
¿sabes?, y estoy contra el statu quo. Es lo básico cuando creces, como 
yo, odiando y temiendo a la policía como un enemigo natural y desprecias al 
ejército como un ente que se lleva lejos a tantos –y los abandona, muertos, en 
alguna parte. Es decir, es lo básico para la clase trabajadora, pero comienza a 
deslavarse cuando creces, te haces de familia y te ves tragado por el sistema. 
En mi caso nunca he dejado de tener mentalidad política, aunque la religión 
tendió a encubrírmela durante mis días de pasón con ácido, en 1965 o 
1966. Y esa religiosidad era el resultado directo de toda la mierda de ser 
superestrellas; era una salida a mi propia represión. Pensaba: debe haber algo 
más en la vida, ¿no? Esto no es todo, ¿verdad?
Pero siempre fui propenso a lo político en cierto sentido, 
¿sabes? En los dos libros que he escrito, aunque los escribiera en esa suerte de 
aparente sinsentido joyceano, siempre había críticas a la religión, incluso 
tengo una obra de teatro entre un obrero y un capitalista. Satiricé al sistema 
desde niño. Escribía y confeccionaba revistas en la escuela y las repartía por 
ahí. Tenía mucha conciencia de clase, siempre con una astilla en el hombro (como 
se dice en el barrio), porque entendía lo que me ocurría y sabía de la represión 
de clase que se nos venía. Eso era un pinche dato, que en el huracán Beatle se 
me quedó fuera, y me fui mucho más allá de la realidad por un rato.
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Alí: ¿Cuál crees que haya sido la razón del 
éxito de la música que hacían?
Lennon: Bueno, en ese entonces se pensaba que los 
obreros se habían colado a los reflectores, pero me doy cuenta en retrospectiva 
que se trataba del mismo acuerdo chafa que les dieron a los negros; era como 
cuando le permitieron a los negros ser corredores, boxeadores o animadores. Esa 
fue la opción permitida entonces –la salida es ser artista pop, que es 
exactamente lo que estoy diciendo en la canción “Working class hero” [Héroe de 
la clase obrera]. Como le dije a Rolling Stone, es la misma gente la 
que detenta el poder, el sistema de clases no ha cambiado ni tantito.
Por supuesto, ahora hay mucha gente que se pasea con el 
cabello largo y algunos de los chavos de la clase media estilera usa ropajes 
bonitos. Pero nada ha cambiado, excepto que ahora nos acicalamos un poco 
mientras que los mismos cabrones lo manejen todo.
Blackburn: Por supuesto, la idea de clase es 
algo que los grupos de rock estadunidenses todavía no cachan.
Lennon: Porque todos son de la clase media y de la 
burguesía y no quieren que se note. Le tienen miedo a los obreros, de hecho, 
porque los obreros parecen ser de derecha en Estados Unidos, y se aferran a sus 
bienes. Pero si estos grupos de clase media se dieran cuenta de lo que está 
ocurriendo, y de lo que ha hecho el sistema de clases, podría repatriarse mucha 
gente y salirse de toda esa mierda burguesa.
Alí: ¿Cuándo empezaste a romper con el papel 
que te impusieron por ser un Beatle?
Lennon: Aun durante la época de intensidad Beatle 
intenté ir contra esto, y también George. Fuimos unas cuantas veces a Estados 
Unidos y Epstein1 siempre trataba de echarnos rollo al respecto, que 
no dijéramos nada acerca de Vietnam. Así que llegó un punto en que George y yo 
le dijimos: “Escucha bien, la próxima vez que nos pregunten, vamos a decir que 
no nos gusta la guerra y que pensamos que deberían salirse de ella.” Y eso 
hicimos. En ese entonces era algo muy radical, especialmente para los 
Fabulosos Cuatro. Esa fue la primera vez que tuve la oportunidad de 
agitar un poco mi bandera.
|  John Lennon y Yoko Ono, Battery Park, NYC. Foto: Iain Macmillan | 
Pero tengan presente que siempre me he sentido reprimido. 
Todos estábamos con tanta presión que apenas si había chance de expresarnos, 
especialmente trabajando a ese ritmo, de gira todo el tiempo, mientras nos 
mantenían en una especie de capullo de mitos y sueños. Es muy difícil ser César 
y que todo mundo te diga lo maravilloso que eres y te den tanta cosa rica y 
tantas mujeres; es muy difícil romper con todo eso y decir, “bueno no quiero ser 
rey, quiero ser real”. Así que la segunda cosa política que hice fue decir: “Los 
Beatles son más grandes que Jesús.”
Eso sí que rompió el escenario. Casi me dan de tiros en 
Estados Unidos por eso. Fue un gran trauma para todos los chavos que nos 
seguían. Hasta entonces había una política no explícita de no contestar ninguna 
cuestión delicada. Pero yo leía los periódicos, ¿sabes?, las páginas de 
política. La conciencia continua de lo que estaba ocurriendo me hizo 
avergonzarme de no estar haciendo nada. Estallé porque no podía seguir jugando 
el mismo juego nunca más, era demasiado para mí. Por supuesto, ir a Estados 
Unidos me metía más presión, sobre todo porque había guerra. De algún modo 
resultamos ser un Caballo de Troya. Los Fabulosos Cuatro llegamos a la 
cima y luego le cantamos a las drogas y al sexo, y luego nos metimos en ondas 
más y más pesadas –ahí es donde comenzaron a abandonarnos.
Blackburn: ¿No era ésta una doble carga de lo 
que habían hecho desde el principio?
Ono: Siempre fueron muy directos.
Lennon: Bueno, sí, lo primero que hicimos fue 
proclamarle al mundo nuestra liverpulidad, y dijimos, “está bueno venir 
de Liverpool y decir todo esto”. Antes, cualquier gente de Liverpool que la 
hacía, como Ted Ray, Tommy Handley, Arthur Askey, tuvieron que deshacerse de su 
acento para entrar a la BBC. Sólo eran comediantes, 
pero eso es lo que llegaba de Liverpool antes de nosotros. Pero nosotros nos 
negamos a ese juego. Después de que los Beatles llegaran a la escena, todo mundo 
comenzó a hablar con acento liverpuliano.
Alí: ¿De algún modo seguían pensando 
políticamente cuando criticaron la revolución? 
Lennon: Ah, claro, “Revolution”. Hubo dos versiones 
de esa canción pero la izquierda subterránea sólo resaltó la que decía “pues no 
cuenten conmigo”. La versión original en el LP decía 
“cuenten conmigo”; puse las dos porque no estaba seguro. Hubo una tercera 
versión que era meramente abstracta, música “concreta”, circuitos o “bucles” 
musicales,2 gente gritando. Yo pensaba que estábamos pintando el 
retrato de una revolución –pero me equivocaba, ¿saben? Y mi error fue 
antirrevolucionario.
En la versión que salió como disco sencillo, dije: “Y si 
hablan de destrucción no cuenten conmigo.” Yo no quería que me mataran. En 
realidad no sabía mucho de los maoístas, pero sabía que parecían ser pocos en 
Gran Bretaña y sin embargo se pintaban de verde y se paraban frente a la policía 
en espera de que los apalearan. Me parecía que todo ello era muy poco sutil, 
¿sabes? Pensaba que los revolucionarios comunistas originales se coordinaban un 
poco mejor y no lo andaban gritando de aquí para allá. Así era como me sentía: 
en realidad estaba formulando una pregunta. Siendo de origen obrero estuve 
siempre interesado en Rusia y en China y en todo lo relacionado con la clase 
obrera, aunque estuviera jugando el juego capitalista.
En algún punto estuve tan metido en la mierda religiosa que 
iba por ahí ufanándome de ser un comunista cristiano pero, como dice Janov, la 
religión es locura legalizada. Fue la terapia lo que me desnudó de todo eso y me 
hizo palpar mi propio dolor.
Blackburn: Ese analista al que fuiste, ¿cómo 
se llamaba?
Lennon: Janov.
Blackburn: Sus ideas parecen haber tenido 
aspectos comunes con Laing3 en cuanto a que él no pretende 
reconciliar a la gente con su miseria, o adaptarlos al mundo, sino más bien 
buscar que enfrenten las causas.
Lennon: Bueno, su punto es que sientas el dolor que 
está acumulado en tu interior desde tu niñez. Tuve que hacerlo para acabar con 
todos esos mitos religiosos. En la terapia sientes cada uno de los momentos 
dolorosos en tu vida. Es tormentoso. Te ves forzado a reconocer que tu dolor, 
ése que te hace despertar con miedo y con tu corazón latiendo acelerado, es 
realmente algo tuyo y no el efecto de alguien en el cielo. Tiene que ver con tus 
padres y tu entorno. Conforme acepté esto, todo comenzó a caer en su lugar. Esta 
terapia me forzó a deshacerme de toda la mierda de Dios. Conforme crecemos, 
todos debemos lidiar con demasiado dolor. Aunque lo reprimamos, sigue ahí. La 
peor de las penas es no ser querido, es darte cuenta de que tus padres no te 
necesitan del mismo modo que tú los necesitas a ellos.
|  John y Yoko y su mensaje de Navidad y de paz al mundo aparecido en carteles en once ciudades del mundo, diciembre de 1969 | 
Cuando niño experimenté momentos de no querer ver la fealdad, 
de no querer ver que no era deseado. Esta falta de amor se me metió en la mirada 
y me llegó al fondo del alma. Janov no sólo te habla de esto sino que te hace 
sentirlo. Una vez que tú mismo te permites sentirlo de nuevo, ya hiciste buena 
parte del trabajo tú solo.
Cuando te despiertas con el corazón batiendo a toda prisa y 
con toda la espalda contraída, o cuando desarrollas algún otro tipo de cruda 
moral, debes dejarte ir hacia el dolor y el dolor mismo regurgita el recuerdo 
que originalmente ocasionó que lo suprimieras en tu cuerpo. De este modo el 
dolor se encausa en el canal correcto en vez de ser reprimido de nuevo, como 
cuando tomas una píldora o un baño, diciéndote “ya pasó”. La mayoría de la gente 
encauza su dolor hacia Dios o a la masturbación o a algún sueño de logros.
La terapia es como un lento viaje con ácido que ocurre 
naturalmente en tu cuerpo. Es difícil hablar de ella, ¿sabes?, porque sentir que 
“tú eres el dolor” suena bastante arbitrario, pero para mí, ahora, una vez que 
sentí físicamente todas estas extraordinarias represiones, el dolor tiene otro 
sentido. Fue como quitarme los guantes y sentir mi propia piel por vez primera. 
Es jodido decirlo, pero no creo que puedas entenderlo a menos que lo 
experimentes (estoy tratando de poner algo de esto en el álbum nuevo). En todo 
caso, es parte de disolver el viaje de Dios, o el viaje de la figura paterna. 
Enfrentar la realidad en lugar de buscar alguna clase de paraíso celestial.
Blackburn: ¿Piensas que la familia en general 
es la fuente de estas represiones?
Lennon: El mío es un caso extremo, ¿sabes? Mi papá y 
mi mamá rompieron y nunca vi a mi padre hasta que tenía yo veinte años, ni vi 
tampoco mucho a mi madre. Pero Yoko sí tuvo a sus padres y le fue igual.
Ono: Quizá sientes más dolor cuando tus padres están 
ahí. Es como cuando tienes hambre, ¿sabes?, es peor contar con el símbolo de una 
hamburguesa con queso que estar sin la hamburguesa. No te hace nada bien, 
¿sabes? Con frecuencia querría que mi madre hubiera muerto para que al menos 
hubiera yo contado con alguna compasión por parte de la gente. Pero ahí estaba: 
una madre perfectamente bella. 
Lennon: Y la familia de Yoko eran japoneses clase 
media, pero en todos lados está la misma represión. Sin embargo, pienso que la 
clase media tiene el trauma mayor si tiene padres con pinta buena onda, todos 
sonrientes y muñequitos. Porque entonces es la lucha más difícil para poder 
decirles: “Adiós mamita, adiós papito.”
Alí: ¿Qué relación tiene todo esto con tu 
música?
Lennon: El arte es solamente una forma de expresar el 
dolor. Digo, la razón por la que Yoko logra todas esas cosas tan increíbles 
tiene que ver con el tipo de dolor que experimentó.
Blackburn: Muchas de las canciones de los 
Beatles tenían que ver con la niñez.
Lennon: Ajá, eso era sobre todo por mí.
Blackburn: Aunque eran muy buenas, siempre 
había un elemento faltante.
Lennon: La realidad. Ése sería el elemento faltante. 
El por qué nunca fui deseado. La única razón de mi estrellato se debe a mi 
represión. Nada me habría impulsado a través de todo aquello si yo hubiera sido 
“normal”.
Ono: Y feliz.
Lennon: La única razón de ir tras ese objetivo era 
decir: “Ahora, mami, ¿ya me quieres?”
Alí: Pero entonces tuvieron un éxito que va 
más allá de los sueños más locos de la gente.
Lennon: Uy, sí, Jesucristo: era la opresión completa. 
Digo, tuvimos que sufrir humillación tras humillación con las clases medias y el 
mundo del espectáculo y Lord Mayor y todo eso.4 Eran condescendientes 
y estúpidos. Todo mundo intentaba utilizarnos. Fue una humillación especial para 
mí porque nunca he podido callarme la boca y siempre tuve que estar borracho o 
empastillado para contrarrestar esta presión. Era el puro infierno.
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Ono: Lo privaba de cualquier experiencia real, 
¿sabes?
Lennon: Fue muy horrible. Digo, aparte del primer 
envión de logros, con el estremecimiento del primer número uno en los discos, 
del primer viaje a Estados Unidos. Al principio nos envolvían con toda suerte de 
adjetivos, como el de ser tan grandes como Elvis, y avanzar en eso fue 
grandioso, pero obtenerlo todo fue el gran desencanto. Me encontré con que de 
continuo tenía que complacer a la clase de gente que siempre había odiado de 
niño. Eso comenzó a regresarme a la realidad. Comencé a darme cuenta que todos 
estamos oprimidos, y es por eso que quisiera hacer algo al respecto, aunque no 
estoy seguro de cuál sea mi lugar.
Blackburn: Bueno, en cualquier caso, la 
política y la cultura están conectadas, ¿no es así? Digo, en este momento los 
trabajadores están reprimidos por la cultura y no tanto por las 
armas.
Lennon: Los tienen dopados.
Blackburn: Y la cultura que los droga es algo 
que los artistas pueden recrear o romper.
Lennon: Eso es lo que intento en mis álbumes, o en 
estas entrevistas. Lo que intento es influir a toda la gente que pueda. A todos 
aquellos que siguen sojuzgados en el sueño les trato de poner una gran 
interrogante en la frente. El sueño de los alucinógenos se acabó, es lo que 
intento decirles.
Blackburn: Aun en el pasado, ¿sabes?, la 
gente solía utilizar las canciones de los Beatles y le ponían letras nuevas. 
“Yellow Submarine”, por ejemplo. Una que los huelguistas solían cantar comenzaba 
con “We all live on bread and margarine.”5 En la Escuela de Economía 
de Londres, teníamos una versión que decía, “We all live in a Red LSE.”6
Lennon: Me gusta eso. Disfrutaba mucho cuando las 
multitudes del futbol cantaban “All together now” –esa es otra 
buena.7 Me gustó cuando el movimiento en Estados Unidos asumió el 
lema de “Give peace a chance”,8 porque esa es la razón por la que 
escribí esa canción, en realidad. Esperaba que en vez de que cantaran “We shall 
overcome”, que data del siglo XIX o algo así, 
tuvieran algo contemporáneo.9 Sentía la obligación de escribir, aun 
entonces, una canción que la gente pudiera cantar en el pub o en una 
manifestación. Por eso ahora quiero componer canciones para la revolución.
Blackburn: Tenemos solamente unas cuantas 
canciones revolucionarias y fueron compuestas en el siglo XIX. ¿Sabes de algo en nuestras tradiciones musicales que 
pueda utilizarse en las canciones revolucionarias?
Lennon: Cuando empecé, el rocanrol en sí mismo era la 
revolución básica para la gente de mi edad y mi condición. Necesitábamos algo 
fuerte y claro que quebrara toda esa imposibilidad de sentir, y toda la 
represión que nos cayó de niños. Para empezar, teníamos un poco de conciencia de 
que nos habían vuelto una imitación de lo estadunidense. Pero buceamos en la 
música y nos topamos con que Estados Unidos era un país cuya música era mitad 
rural, country and western (y blanca) y mitad rhythm and blues 
(y negra). Casi todas las canciones venían de Europa y de África, y ahora todas 
nos llegaban de regreso. Muchas de las mejores canciones de Dylan provienen de 
tradiciones de Escocia, Irlanda o Inglaterra. Era una especie de intercambio 
cultural. Pero debo decir que, para mí, las canciones más interesantes eran las 
negras porque eran más sencillas. Como que decían algo mientras te sacudían el 
culo, o el pito, lo que fue una innovación, realmente. Y luego estaban las 
canciones rurales que sobre todo expresaban el dolor de lo que vivían. No sabían 
expresarse de un modo intelectual, pero con unas cuantas palabras lograban decir 
todo lo que les ocurría. Y luego estaba el blues urbano y mucho de éste se 
relacionaba con el sexo, y con las peleas.
Buena parte era expresión propia, pero apenas hace algunos 
cuantos años se expresaron completamente con el Poder Negro, como Edwin Starr y 
sus discos sobre la guerra.10 Antes de eso, muchos cantantes negros 
seguían elaborando el problema de Dios. Con frecuencia era “Dios nos salvará”. 
Pero trascendiendo eso, los negros también cantan directa e inmediatamente 
acerca del dolor y del sexo, y es por eso que me gusta su música.
Blackburn: Dices que el country and 
western se derivó de las canciones folclóricas europeas. ¿No son estas 
canciones folclóricas algo pesado y terrible, hablando siempre de pérdidas y 
derrotas?
Lennon: Cuando chavos, todos nos oponíamos a las 
canciones folclóricas porque eran muy de la clase media. Nos imaginábamos a los 
preparatorianos con sus largas bufandas y un vaso de cerveza en la mano cantando 
canciones folclóricas en lo que le decíamos voces la-di-da –“desde el socavón de 
una mina en Newcastle...” y toda esa mierda. Había pocos cantantes de 
folk reales, ¿sabes?, aunque algo me gustaba Dominic Behan, y alguna 
que otra cosa buena que podíamos escuchar en Liverpool.11 
Ocasionalmente alcanzaba uno a escuchar en la radio o en la televisión discos 
viejos de los obreros reales de Irlanda u otras partes: gente que cantaba unas 
canciones con tal fuerza interior, que era fantástica. 
Pero mucha de la música folclórica convencional la cantaba 
gente con voz amanerada que intentaba mantener vivo algo viejo y muerto. Era 
bastante aburrida, como el ballet: una cuestión de minorías mantenida por un 
grupo minoritario. Las canciones folclóricas de hoy son el rocanrol. Y aunque 
haya emanado de Estados Unidos, a fin de cuentas eso no importa para nada porque 
ya escribimos nuestras propias canciones. Y eso lo cambia todo.
Blackburn: Tu álbum más reciente, Yoko, 
fusiona la música moderna avant-garde con el rock. Me gustaría 
compartir contigo la idea que me vino al escucharlo. Tú integras sonidos 
cotidianos, como ése de un tren, a un patrón musical. Me parece que esto exige 
del escucha una medida estética de la vida cotidiana. Es insistir en que el arte 
no debería estar prisionero en los museos o las galerías, ¿no es 
cierto?
Ono: Exacto. Quiero incitar a la gente a que suelte 
la opresión que siente y le doy algo para que trabaje con ello, para que 
construya a partir de ahí. Nadie debería tenerle miedo a la creación propia –por 
eso hago que las cosas sean más abiertas y propongo algo para que la gente haga– 
como en mi libro Grapefruit.
|  Noviembre de 1969. Foto: Tom Blau | 
Porque básicamente hay dos tipos de personas en el mundo: la 
gente que es confiada porque sabe que tiene la capacidad para crear, y la gente 
que se desmoraliza, que no tiene confianza en sí misma, porque le han remachado 
que no tiene ninguna habilidad creativa, sino que debe obedecer órdenes. Al 
stablishment le gusta que la gente no asuma responsabilidad alguna, que no se 
tenga respeto. 
Blackburn: Supongo que el control de los 
trabajadores tiene que ver con esto.
Lennon: ¿No intentaron asumir el control los 
trabajadores en Yugoslavia? Ellos se liberaron de los rusos. Me gustaría ir allá 
y ver cómo funciona.
Alí: Bueno, se liberaron, e intentaron romper 
con la tendencia estalinista. Pero en vez de permitir una autogestión obrera 
desinhibida, le añadieron una fuerte dosis de burocracia política. Esto tendió a 
sofocar la iniciativa de los trabajadores, al tiempo de regular todo el sistema 
con mecanismos de mercado que alimentaron nuevas desigualdades entre una región 
y otra.
Lennon: Parecería que todas las revoluciones terminan 
rindiéndole culto a la personalidad. Aun los chinos parecen necesitar una figura 
paterna. Supongo que esto pasará en Cuba también, con el Che y Fidel. 
En un comunismo estilo occidental tendríamos que crear una figura imaginaria, de 
los trabajadores mismos, que sustituyera la figura paterna. 
Blackburn: Esa idea estaría muy bien. Que la 
clase obrera se volviera su propia figura heroica. Mientras no sea una nueva 
ilusión reconfortante, mientras contenga un poder obrero real. Si te manejan la 
vida los capitalistas o los burócratas, hay la tentación de compensar con 
ilusiones.
Ono: La gente tiene que confiar en sí misma.
Alí: Ese es el punto vital. La clase 
trabajadora tiene que imbuirse de un sentimiento de confianza en sí misma. Esto 
no puede conseguirse sólo con propaganda. Los obreros deben movilizarse, tomar 
sus propias fábricas y decirle a los patrones que se larguen. Eso es lo que 
comenzó a ocurrir en el Mayo del ‘68 en Francia. Los obreros comenzaron a palpar 
su propia fuerza.
Lennon: Pero el Partido Comunista no estaba a gusto, 
¿o sí?
Blackburn: No. No lo estaba. Con diez 
millones de obreros en huelga, habrían podido transformar una de esas enormes 
manifestaciones que ocurrieron en el centro de París en una ocupación masiva de 
todas las instalaciones y edificios gubernamentales y reemplazar a De Gaulle con 
una institucionalidad nueva, un poder popular como la Comuna o los Soviets 
originales. Pero el Partido Comunista francés tuvo miedo de esto. Prefirieron la 
negociación en la cúpula en vez de animar a los obreros a que tomaran sus 
propias iniciativas.
Lennon: Pero hay un problema en todo esto, ¿sabes? 
Las revoluciones han ocurrido cuando un Fidel o un Marx o Lenin o quien sea, 
algún intelectual, ha podido conectar con los obreros. Al reunirse un buen 
puñado de gente los trabajadores entendieron que estaban bajo un régimen 
represivo. Pero aquí no han despertado del todo, siguen pensando que los 
automóviles y las teles son la respuesta. Todos estos estudiantes de izquierda 
deberían hablar con los obreros, deberían ustedes involucrar a los estudiantes 
en su revista, The Red Mole.12
Alí: Tienes mucha razón, hemos tratado de 
hacer esto y deberíamos hacer mucho más. La Ley de Relaciones Industriales que 
el gobierno quiere introducir está haciendo que más y más trabajadores cobren 
conciencia.13
Lennon: No creo que el proyecto de ley funcione. No 
creo que puedan ponerla en práctica. No pienso que los obreros vayan a cooperar 
con ella. Pensaba que el gobierno de Wilson era decepcionante, pero la banda de 
Heath es peor.14 La resistencia es golpeada, los militantes negros no 
pueden vivir en sus propias casas ahora, y el gobierno le vende más armas a los 
sudafricanos. Como dijera Richard Neville: “Puede haber una pulgada entre Wilson 
y Heath, pero es en esa pulgada que podemos vivir.”15
Alí: Yo no sé nada de eso. El Partido 
Laborista trajo consigo políticas de inmigración racistas, apoyó la Guerra de 
Vietnam y buscaba aprobar nuevas legislaciones contra los 
sindicatos.
Blackburn: Puede ser cierto que vivimos en la 
pulgada de la diferencia entre los partidos laborista y conservador, pero esto 
ocurre porque hemos sido incapaces de cambiar nada. Si ahora Heath nos empuja 
fuera de la pulgada en cuestión, nos está haciendo un favor sin haberlo 
buscado.
Lennon: Sí, también lo he pensado. Nos está 
arrinconando en un sitio desde donde nos damos cuenta de lo que se le viene a 
otras personas. Sigo leyendo el Morning Star16 para ver si 
hay alguna esperanza, pero pareciera que estamos en el siglo XIX. Todo lo escrito ahí parece dirigido a liberales de 
edad madura que se quedaron fuera de la jugada. Deberíamos buscar llegarle a los 
obreros jóvenes porque son más idealistas y son los que menos miedo tienen.
|  John Lennon y Yoko Ono durante la filmación de un video para promover su álbum Double Fantasy, Nueva York, 26 de noviembre de 1980. Foto: Allan Tannenbaum | 
De algún modo, los revolucionarios deben acercarse a los 
trabajadores, porque los obreros no van a acercarse a ellos. Pero es difícil 
saber dónde comenzar. Todos tenemos puesto el dedo en el agujero del dique. El 
problema para mí es que conforme me volví más real, terminé aislado de la gente 
de clase trabajadora. ¿Sabes?, a ellos lo que les gusta es Engelbert 
Humperdinck.17 Son los estudiantes los que compran nuestra música, 
ahora, y ese es el problema. Hoy que los Beatles somos cuatro personas aparte, 
no tenemos el impacto que tuvimos cuando estábamos juntos.
Blackburn: Ahora hay que nadar contra la 
corriente de la sociedad burguesa, lo cual es mucho más difícil.
Lennon: Sí. Son dueños de todos los periódicos y 
controlan toda la distribución y promoción. Cuando surgimos como Beatles sólo 
estaban los sellos Decca, Philips y EMI para 
producirte alguna grabación. Tenías que nadar por entre toda la burocracia para 
llegar al estudio de grabación. Estabas en una posición tan endeble que no 
tenías más de doce horas para hacer un álbum completo. Así le hacíamos en los 
primeros días. Aun ahora es un poco así. Si eres un artista desconocido tendrás 
mucha suerte si te dan una hora de estudio. Hay una jerarquía, y si no cuentas 
con éxitos, ya ni te vuelven a grabar. Y controlan la distribución. Con 
Apple18 intentamos cambiar esto, pero no pudimos. Siguen controlando 
todo. emi mató nuestro álbum Two Virgins porque no le gustó. Con la 
última grabación censuraron las letras de las  canciones en la funda del disco. 
Qué pinches ridículos e hipócritas son. Me permiten cantarlas pero no se atreven 
a dejarte leerlas. Es de locos.
Blackburn: Aunque ahora llegues a menos 
gente, tal vez el efecto sea más concentrado.
Lennon: Sí. Pienso que tal vez es cierto. Para 
empezar, la gente de clase trabajadora reaccionó contra nuestra apertura con el 
sexo. Se asustan de la desnudez, están reprimidos en eso como mucha otra gente. 
Tal vez piensan: “Paul es un buen muchacho que no anda armando escándalo.” 
Igual, cuando nos casamos Yoko y yo, recibimos unas cartas racistas, horribles, 
¿sabes?, advirtiéndome que Yoko me iba a degollar. Esas llegaron sobre todo de 
gente del ejército, oficiales, que vivían en Aldershot.19
Ahora los obreros son más amigables con nosotros, quizá esto 
está cambiando. Me parece que los estudiantes comienzan a despertar lo 
suficiente como para intentar alertar a sus hermanos trabajadores. Si no rebasas 
tu propia conciencia, ésta se cierra de nuevo. Es por eso que la necesidad 
básica para los estudiantes es juntarse con los obreros y convencerlos de que no 
están diciendo burradas. Y por supuesto es difícil saber lo que realmente 
piensan los obreros, porque la prensa capitalista sólo cita a las celebridades 
como Vic Feather, de todos modos.20
Así que lo que queda es hablar con ellos en directo, sobre 
todo con los obreros jóvenes. Necesitamos comenzar con ellos porque saben que 
todo está en su contra. Por eso en mi álbum hablo de la escuela. Me gustaría 
incitar a la gente a que rompa los marcos de referencia, a que desobedezca en la 
escuela, a que abra la boca, a que siga insultando a la autoridad.
Ono: Tenemos suerte, de verdad, porque podemos crear 
nuestra propia realidad, John y yo, pero sabemos lo importante que es 
comunicarnos con otros.
Lennon: Mientras más enfrentamos la realidad, más nos 
damos cuenta de que lo irreal es el programa central que rige los días. Mientras 
más reales nos volvemos, más abusos sufrimos, lo que en cierta forma nos 
radicaliza. Como cuando te arrinconan. Pero sería mejor que fuéramos más.
Ono: No deberíamos ser convencionales en el modo en 
que nos comunicamos con la gente, especialmente en el stablishment. 
Debemos sorprender a la gente diciendo cosas nuevas, de un modo completamente 
nuevo. Una comunicación así nos puede dar un poder fantástico, siempre y cuando 
no hagas solamente lo que la gente espera que hagas.
Blackburn: La comunicación es básica para 
levantar un movimiento, pero a final de cuentas se vuelve ineficaz a menos que 
una fuerza popular se desarrolle.
Ono: Me pongo muy triste cuando pienso en Vietnam, 
donde no parece haber más alternativa que la violencia. Esta violencia viene de 
siglos y se perpetúa a sí misma. En la época actual, cuando las comunicaciones 
son tan rápidas, debemos crear una tradición diferente; las tradiciones se crean 
todos los días. Cinco años de ahora son como cien años de antes. Estamos 
viviendo en una sociedad que no tiene historia. No hay precedentes para esta 
clase de sociedad, así que podemos romper los viejos modelos. 
Alí: Ninguna clase dominante en la historia 
entera de la humanidad ha renunciado al poder voluntariamente, y no veo que esto 
esté cambiando.
Ono: Pero la violencia no es solamente algo 
conceptual, ¿sabes? Vi un programa acerca de un muchacho que regresaba de 
Vietnam. Había perdido su cuerpo de la cintura para abajo. Era un fardo de carne 
y, sin embargo, decía: “Bueno, pienso que fue una buena experiencia.”
Lennon: El muchacho no quería enfrentar la verdad, no 
quería reconocer que todo había sido un desperdicio.
Ono: Pero piensen en la violencia, qué tal que le 
pasara a uno de sus hijos.
Blackburn: Pero, Yoko, la gente que lucha 
contra la opresión se ve atacada por aquellos que tienen sus intereses 
comprometidos con que nada cambie. Aquellos que buscan proteger su poder y su 
riqueza. Piensen en la gente de Bogside y Falls Road en Irlanda del 
Norte.21 Fueron atacados sin misericordia por las fuerzas especiales 
de la policía por comenzar a manifestarse en defensa de sus derechos. Una noche 
de agosto de 1969, siete personas fueron asesinadas a tiros y miles fueron 
expulsadas de sus hogares. ¿Acaso no tienen derecho a defenderse?
Ono: Es por eso que pienso que tienes que salirle al 
paso a estos problemas antes de que ocurran situaciones así.
Lennon: Si, pero ¿qué haces si algo así ocurre, qué 
haces?
Blackburn: La violencia popular contra sus 
opresores siempre está justificada. Es inevitable.
Ono: Pero en cierta forma, la nueva música mostró que 
las cosas pueden cambiarse mediante nuevos canales de comunicación.
Lennon: Sí, pero como dije, nada cambió en 
realidad.
Ono: Bueno, algo ha cambiado y fue para mejorar. Lo 
único que digo es que tal vez podamos hacer la revolución sin violencia.
Lennon: Pero no puedes tomar el poder sin luchar.
Alí: Ese es el punto crucial.
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Lennon: Porque, cuando nos vamos a los aspectos 
prácticos, al fondo del asunto, no van a dejar que la gente tenga poder alguno. 
Les otorgan todos los derechos para hacer representaciones y bailes en frente de 
ellos, pero no les van a dar ningún poder real.
Ono: El caso es que, aun después de la revolución, si 
la gente no tiene confianza entre sí, siempre se meterá en nuevos problemas.
Lennon: Tras una revolución tienes el problema de que 
las cosas sigan fluyendo, y discernir todos los diversos puntos de vista. Es 
bastante natural que los revolucionarios busquen tener diferentes soluciones, y 
que se dividan en diferentes grupos para luego emprender las reformas –esa es la 
dialéctica, ¿no es cierto?– pero al mismo tiempo tienen que estar unidos contra 
el enemigo para solidificar un nuevo orden. Yo no sé cuál sea la respuesta. 
Obviamente Mao está consciente de este problema y deja que ruede la bola.
Blackburn: El peligro es que una vez que se 
crea un Estado revolucionario, tiende a formarse una nueva burocracia 
conservadora a su alrededor. El peligro tiende a incrementarse si la revolución 
queda aislada por el imperialismo y hay escasez material.
Lennon: Una vez asumido el nuevo poder tiene que 
establecer un nuevo statu quo, justo para que sigan funcionando las 
fábricas y el transporte.
Blackburn: Sí, pero una burocracia represiva 
no necesariamente maneja las fábricas o el transporte mejor que lo que podrían 
hacerlo los trabajadores organizados en un sistema de democracia 
revolucionaria.
Lennon: Sí, pero todos tenemos dentro de nosotros 
instintos burgueses, y nos cansamos y necesitamos relajarnos un poco. ¿Cómo 
haces para que todo siga andando y mantengas el fervor revolucionario tras haber 
conseguido lo que buscabas? Por supuesto, Mao lo ha logrado en China, pero qué 
ocurrirá cuando Mao se vaya. También él promueve el culto a la personalidad. Tal 
vez sea eso necesario. Como ya dije, todos parecen necesitar una figura paterna. 
He estado leyendo el libro Khrushchev Remembers22. Entiendo 
que Khrushchev es un tanto un muchacho él mismo, pero me parecía que pensaba que 
era malo hacer una religión de un individuo; eso no parecía ser parte de la 
básica idea comunista. Pero la gente es la gente, esa es la dificultad. Si 
consiguiéramos Gran Bretaña, tendríamos el trabajo de limpiar la burguesía y 
mantener a la gente en un estado mental revolucionario.
Blackburn: En Gran Bretaña, a menos que 
podamos crear un nuevo poder popular –y ahí eso significaría básicamente un 
poder de los trabajadores, realmente controlado por la gente y que responda a la 
gente– no podremos hacer la revolución. Para nada. Sólo un poder muy enraizado 
en los trabajadores podrá destruir el Estado burgués.
Ono: Es por eso que será diferente cuando una 
generación más joven nos reemplace.
Lennon: Pienso que no se necesita mucho para que los 
jóvenes aquí se echen a andar. Primero tenemos que darles margen para que se 
vayan contra los consejos locales o para que destruyan las autoridades 
escolares, como los estudiantes que quiebran la represión en las universidades. 
Ya está ocurriendo, aunque la gente tendría que juntarse más. Y las mujeres son 
muy importantes, también. No podemos tener una revolución que no involucre y 
libere a las mujeres. Es tan sutil la forma en que te enseñan la superioridad 
masculina. Me llevó bastante tiempo darme cuenta de que mi masculinidad le 
cortaba ciertas áreas a Yoko. Ella es una liberacionista de hueso colorado y fue 
muy veloz en mostrarme dónde y cuándo me iba chueco, aun cuando me parecía que 
actuaba naturalmente. Es por eso que siempre me interesa cómo tratan a las 
mujeres las personas que presumen de radicales.
Blackburn: Siempre ha habido cuando menos 
tanto machismo en la izquierda como en cualquier otra parte –aunque el 
surgimiento de la liberación femenina nos está ayudando a discernir el asunto 
mucho más a fondo.
Lennon: Es ridículo. Cómo puede alguien hablar de un 
poder para el pueblo sin reconocer que la gente es los dos sexos.
Ono: No puedes amar a alguien a menos que estés en 
una posición igual que quien amas. Y muchas mujeres se enganchan con hombres por 
miedo o inseguridad, y eso no es amor. Básicamente eso es por lo que las mujeres 
odian a los hombres.
Lennon: Y viceversa.
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Ono: Así que si tienes a una esclava en la casa, 
¿cómo puedes esperar hacer una revolución fuera? El problema para las mujeres es 
que si intentamos liberarnos, naturalmente entonces nos volvemos solitarias, 
porque muchas mujeres están deseosas de volverse esclavas, y es común que los 
hombres las prefieran a ellas. Así que tienes que arriesgar: ¿Voy a perder a mi 
hombre? Es muy triste.
Lennon: Por supuesto, Yoko estaba ya en la liberación 
desde antes de conocerla. Ella ha estado luchando en el mundo del hombre. El 
mundo del arte está dominado completamente por hombres. Así que bullía de ánimo 
revolucionario cuando nos conocimos. Nunca hubo ninguna duda al respecto: 
teníamos que tener una relación 50-50 o no habría relación. Y fui rápido en 
aprender. Ella escribió un artículo en la revista Nova hace más de dos 
años, donde decía: “Las mujeres son los negros del mundo.”
Blackburn: Por supuesto todos vivimos en un 
país imperialista que explota al Tercer Mundo, y aun nuestra cultura está 
implicada en esto. Hubo un tiempo en que la música Beatle era enchufada a la 
Voz de América.23
Lennon: Los rusos tomaban este asunto como que éramos 
unos robots del capitalismo, lo cual supongo que éramos.
Blackburn: Los rusos eran bastante estúpidos 
por no ver que eran bastante diferentes.
Ono: Hay que reconocerlo. Los Beatles eran música 
folclórica del siglo XX en el marco del capitalismo; 
no podían hacer algo diferente si querían comunicarse dentro de ese marco.
Blackburn: Trabajaba yo en Cuba cuando se 
publicó Sargento Pimienta y esa fue la primera vez que comenzaron a tocar rock 
por la radio.
Lennon: Confío en que se den cuenta que el rocanrol 
no es lo mismo que la Coca Cola. Conforme vamos más allá del sueño esto debería 
ser más fácil: por eso ahora quiero hacer aseveraciones pesadas e intento 
sacudirme la imagen que le fabricaron a las adolescentes de calcetín blanco. 
Quisiera llegarle certero a la gente correcta, y que lo que yo tenga que decir 
sea simple y directo.
Blackburn: Para empezar, tu álbum más 
reciente suena muy simple, pero las letras, el tempo y la melodía se 
van armando hasta lograr una complejidad de la que sólo se da uno cuenta 
gradualmente. Como en el corte “My mummy’s dead”, que hace un eco con la canción 
“Three blind mice”, y que aborda los traumas de la niñez.
Lennon: La tonada logra eso. Era una especie de 
sentimiento, casi como en los haikús. El haikú en Japón es fantástico. Es obvio 
que si uno se libera de toda una sección de ilusiones en tu mente, te quedas con 
una gran precisión. Yoko me ha mostrado algunos de estos haikús en el original. 
La diferencia entre ellos y Longfellow es inmensa. En vez de un largo poema 
florido, el haikú diría: “una flor amarilla, en un tazón blanco sobre la mesa de 
madera”. Eso te da un retrato completo, realmente.
Alí: ¿Cómo piensas que podamos destruir el 
sistema capitalista aquí en Gran Bretaña, John?
Lennon: Pienso que la única forma es que quienes 
trabajan entiendan bien la posición tan realmente infeliz en que se encuentran, 
que puedan romper el sueño que los rodea. Muchos piensan que viven en un 
maravilloso país donde se puede hablar libremente. Con tener automóviles y teles 
no piensan que hay algo más en la vida. Están dispuestos a dejar que los 
patrones los manejen, y a que la escuela joda a sus hijos. Están soñando el 
sueño de alguien más. No es su propio sueño. Deberían darse cuenta de que los 
negros y los irlandeses son perseguidos y reprimidos y que ellos serán los 
siguientes. Cuando se den cuenta de ello, realmente comenzarán a hacer algo. Los 
trabajadores deben asumir las riendas. Como dijera Marx: “A cada quien según su 
necesidad.” Pienso que podemos comenzar por ahí. Pero tendríamos que infiltrar 
al ejército también, porque ahora los entrenan muy bien para matarnos a 
todos.
Debemos comenzar con esto desde donde cada uno de nosotros es 
oprimido. Pienso que cuando tu necesidad es enorme, es falso, superficial, 
darles a otros. La idea no es reconfortar a la gente. No se trata de hacerlos 
sentir bien sino hacerlos sentir peor, poniéndoles enfrente, constantemente, 
todas las degradaciones y humillaciones que sufren para conseguir lo que ellos 
llaman un salario que les permita subsistir.
Tariq Alí es autor de 
Street Fighting Years, Verso, 2005 y de
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Speaking of Empires and Resistance, Daanish Books, 2006, con David Barsamian.
Robin Blackburn es colaborador 
frecuente de CounterPunch, fue editor de The New Left Review y 
es autor de la excelente historia del comercio de esclavos The Making of New 
World Slavery, Verso, 1998 y de Banking on Death: the Future 
of Pensions, Verso, 2003.
Copyright Tariq 
Alí
Traducción de Ramón Vera Herrera
| 
1 Brian Epstein, representante y manejador de los 
Beatles entre 1963 y 1967, año en que falleció. 
2 Conocidos como loops en el argot musical 
mundial. 
3 R.D. Laing, psiquiatra escocés, promotor de la 
antipsiquiatría y asociado con la Nueva Izquierda en los sesenta. 
4 El desfile de Lord Mayor en Londres es un evento anual que 
data de 1215. Es una de las tradiciones locales de la monarquía británica, para 
reavivar la lealtad hacia la corona. 
5 La rima no se sostiene en castellano. Cantaban: “Todos 
vivimos de pan y margarina.” 
6 “Todos vivimos en una Escuela roja de Economía de 
Londres.” 
7 “Ahora todos juntos.” 
8 “Hay que darle oportunidad a la paz.” 
9 “Prevaleceremos.” 
10 Cantante nacido en 1942, parte del dueto los Future Tones. 
Su gran éxito fue la canción “War”, contra la guerra de Vietnam, en 1970, que 
sigue siendo un himno entre las nuevas generaciones negras en Estados Unidos, 
aunque no fue ésta su única alusión a la guerra. 
11 Behan, nacido en 1928, fue un cantante irlandés, hijo de 
Stephen Behan –el famoso activista del Ejército Republicano Irlandés. Dominic 
estuvo preso en 1952 por una campaña de desobediencia civil contra el gobierno 
británico y sus canciones influyeron en toda una generación de músicos y 
poetas. 
12 El Topo Rojo. Boletín publicado por el grupo 
trotskista conocido en Gran Bretaña como International Marxist Group, que 
intentaba abrirle ventanas a la izquierda. Su influencia fue fuerte a principios 
de la década de los setenta donde se conectaron con iniciativas como el Tribunal 
Russell y la Campaña de Solidaridad con Vietnam. 
13 Esta ley conocida en inglés como Industrial Relations Act 
1971, del parlamento del Reino Unido, fue muy controvertida porque impulsaba 
propuestas derivadas de un manifiesto del partido conservador, entonces en el 
poder. Hubo protestas masivas por parte de una amplia coalición conocida como el 
Congreso de Sindicatos (Trade Union Congress o TUC). La ley fue aprobada por la 
reina y no fue echada abajo sino hasta 1974, cuando retornó al poder el Partido 
Laborista. 
14 Edward Heath, del Partido Conservador, fue Primer Ministro 
de Gran Bretaña tras ganar las elecciones de 1970, sucediendo en el poder a 
Harold Wilson. 
15 Controvertido escritor australiano, fundador de la revista 
Oz, enjuiciado por publicar “obscenidades” en un célebre juicio en 1971 en el 
Reino Unido. 
16 Fundado en 1930, con el nombre de Daily Worker, 
era un tabloide de izquierda asociada al partido comunista. Su nombre cambió a 
The Morning Star desde 1966. 
17 Baladista anglo-indio, nacido en Madrás y criado en 
Leicester, Gran Bretaña. Su nombre real era Arnold Dorsey. Su estilo fue vena 
comercial para públicos fáciles. Muy popular en los sesenta y setenta, en los 
centros nocturnos, sus éxitos fueron arrasadores, al punto de robarle a los 
Beatles el primer lugar de popularidad con su versión de “Release me”, en 
1967. 
18 Apple Records es la compañía de discos que fundaron los 
cuatro Beatles en 1968. No confundir con la compañía de computadoras. 
19 Aldershot, Hampshire, en Gran Bretaña, está reputado como 
el “hogar del ejército británico”. 
20 Vic Feather fue el secretario general del TUC (el Congreso 
de Sindicatos) entre 1969 y 1973), que combatió la Ley de Relaciones 
Industriales al grito de “Kill the Bill” (matemos la propuesta de ley). 
21 Bogside es un vecindario en Derry, fuera de las murallas de 
la ciudad, donde en 1969 hubo un amotinamiento comunitario enorme, y Falls Road 
es un vecindario en Belfast donde los partidarios del gobierno de Gran Bretaña 
incendiaron, también en agosto de 1969, muchas de las calles del barrio. 
22 Nikita Khrushchev, Khrushchev Remembers. Con 
introducción, comentario y notas de Edward Crankshaw. Traducido y editado por 
Strobe Talbott. Little, Brown and Company, Boston, 1970, pp. 639. 
23 La radiodifusora oficial del gobierno federal 
estadunidense. | 
 
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