Reforma
en comunicaciones
Tito Chaín
Cuando presidentes
de partidos políticos (“Pacto por México”) líderes del congreso y presidente de
la República presentaron (11/mar!2013) en el Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad, la Reforma en materia de
comunicaciones, seguramente ninguno de ellos sabía (y seguirán sin saber) que
la principal causa de tal reunión provino de la ciencia de las matemáticas (a
la que, para nada, nadie se acerca). Maxweel en 1887 demostró a través de la
deducción matemática, sin hacer ningún experimento, la existencia de las ondas
electromagnéticas, que hoy están en económica y política disputa.
A
los medios de comunicación, tampoco les interesa la Física , la
Matemática , o al menos la discusión
argumentativa. Sobre la reformas por venir (ya de hecho está aprobada por las
cúpulas, ya que este país no se conoce la Gobernanza ) los medios no publican la reforma completa, ni por episodios, sólo medio informan un breve y apretado
resumen de su contenido señalando pocos puntos, entre ellos, que implica la
apertura de dos nuevas cadenas de televisión, en las que no podrá participar ni
Televisa ni TV Azteca. Que la inversión extranjera se elevará de 49 a
100%. Que se creará el Instituto Federal de Telecomunicaciones, asumiendo las
facultades de la comisiones de telecomunicaciones y federal de competencia, las cuales desaparecerán,
ahora si, de manera oficial.
A
esta nota le corresponde señalar que los medios de expresión surgieron siempre
como elementos ligados a partidos u otros intereses organizados. Nadie pone en
discusión que los medios de comunicación no son neutrales ni pueden serlo por
más que informen algo sobre lo que dicen los principales protagonistas de la
lucha económica y política. Hay que recordar que la libertad de expresión es
una de las grandes conquistas políticas de la humanidad. Sin ella no sería
posible el ejercicio de otros derechos, como el de asociación y el del
sufragio. Sin embargo, la libre expresión tiene limitaciones que podrían
considerarse estructurales. A diferencia de la asociación libre y el voto
universal, que fueron conquistas políticas que podríamos llamar materiales, la
expresión siempre ha tenido limitaciones que tienen que ver con los medios, es
decir, para alcanzar su objeto se requiere algo más que la voz o la escritura:
es indispensable la difusión de las ideas.
En
lo que llaman libertad de
expresión cada quien puede decir lo que quiera pero no por ello lo puede
divulgar. Entre el comercio de la difusión y la expresión de las ideas existe
una contradicción que sólo podría resolverse de alguna manera y hasta cierto
punto bajo un sistema de comunicación social totalmente nuevo. Se trata, en
efecto, de acabar con el monopolismo en la televisión, de lograr una mayor
apertura de la radiodifusión, de tener medios públicos no comprometidos con
particulares intereses de grupo y partidos, de contar con una legislación
efectiva que regule bien el derecho de réplica, de expedir leyes operables en
materia de propaganda gubernamental y de crear las condiciones para una nueva
ética de los gobernantes y de los medios mismos.
Si así fuera no tendríamos que esperar a que el
Internet resolviera poco a poco el problema del monopolismo de los grandes
medios, lo cual finalmente ocurrirá, pues el invento del Internet es semejante
al de la imprenta y se va a imponer en el mundo entero, pero –como ocurrió con
la imprenta y la existencia entonces de una mayoría iletrada—el Internet no va
tan rápido como quisiéramos. Esperemos que esta publicitada Reforma no venga con
el gato encerrado de obstaculizar el uso popular del Internet.
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