sábado, 26 de octubre de 2013

CALIFATO ABASÍ


الخلافة العباسية

al-khilāfah al-‘abbāsīyyah
 
El Califato islámico abasí

 

Mapa de la extensión del califato abasí


El califa Harún al-Rashid recibe a una delegación de Carlomagno. Pintura de Julius Köckert.

 
El califato abasí (llamado también califato abásida) fue la segunda dinastía de califas suníes (750-1258) que sucedieron a la de los omeyas. También se conoce como califato de Bagdad, ya que el califato abasí fue fundado en Kufa en 750 y cambió su capital en 762 a Bagdad. Posteriormente, entre 1261 y 1517 se estableció en el Egipto mameluco el califato abasí de El Cairo.

 

Los abasíes basan su pretensión al califato en su descendencia de Abbas ibn Abd al-Muttalib (566-652), uno de los tíos más jóvenes del profeta Mahoma. Muhammad ibn 'Ali, bisnieto de Abbás, comenzó su campaña por el ascenso al poder de su familia en Persia, durante el reinado del califa omeya Umar II. Durante el califato de Marwan II, esta oposición llegó a su punto culminante con la rebelión del imán Ibrahim, descendiente en cuarta generación de Abbás, en la ciudad de Kufa (actual Irak), y en la provincia de Jorasán (en Persia, actual Irán). La revuelta alcanzó algunos éxitos considerables, pero finalmente Ibrahim fue capturado y murió (quizás asesinado) en prisión en 747. Continuó la lucha su hermano Abdalah, conocido como Abu al-'Abbas as-Saffah quien, después de una victoria decisiva en el río Gran Zab (un afluente del río Tigris que discurre por Turquía e Irak) en 750, aplastó a los omeyas y fue proclamado califa. El sucesor de Abu al-'Abbás, al-Mansur, funda en 762 la ciudad de Madinat as-Salam (Bagdad), a la que traslada la capitalidad desde Damasco. La época de máximo esplendor correspondió al reinado de Harún al-Rashid (786-809), a partir del cual comenzó una decadencia política que se acentuaría con sus sucesores. El último califa, al-Mu‘tasim, fue asesinado en 1258 por los mongoles, que habían conquistado Bagdad. Sin embargo un miembro de la dinastía pudo huir a Egipto y mantuvo el poder bajo el control de los mamelucos. Esta última rama de la dinastía se mantuvo hasta 1517 cuando los turcos otomanos conquistaron Siria y Egipto.

 

Hasta mediados del siglo VIII los abasíes habían dado poco de que hablar. Eran descendientes de Abbás, un tío del profeta Mahoma que no se había distinguido especialmente en los tiempos heroicos. Sus descendientes habían apoyado al califa Alí, y aunque no parece que mantuvieran relaciones cordiales con los omeyas, se habían establecido en Humayma, una pequeña aldea de Palestina. Más allá de las sutilezas genealógicas, el factor fundamental fue que supieron sacar provecho de los principales grupos opuestos a los omeyas, que basaban su ideario en colocar en el califato a un miembro de la familia del profeta. A tal fin, los abasíes empezaron a tejer una conspiración en Kufa. Para no cometer los errores de revueltas anteriores se fueron a la región fronteriza de Jurasán, donde habían emigrado muchos árabes, enviando a Abú Muslim. Éste fue un personaje misterioso que proclamó que los omeyas habían traído la opresión, por lo que se necesitaba a un miembro de la familia del profeta para dirigir a la comunidad musulmana y vengar las atrocidades cometidas por los omeyas, sin revelar que el instigador de la revuelta era Ibrahim ben Muhámmad ben Alí, el cual esperaba en Humayna la evolución de los acontecimientos. Mucha gente se unió al ejército de Abú Muslim. El resto es historia militar: el año 748, aprovechando la caótica situación que se vivía en el imperio de Marwan II, Abú Muslim conquista Merv, un año más tarde Kufa y poco después vence en la batalla del Zab. Entre tanto capturan a Ibrahim ben Muhámmad ben Alí y le matan, y cuando los rebeldes entran en Kufa, su sucesor, al-Saffah (750-754), también conocido como Abu al-'Abbas Abdullah ibn Muhammad as-Saffah o Abul `Abbas al-Saffaḥ, fue proclamado califa. Por fin el secreto de quién era ese sucesor había sido desvelado, y hay constancia de que a algunos les causó una gran decepción. Para contrarrestar esta pérdida de apoyos, al Saffah hizo todo lo posible por atraerse a los jefes militares que habían formado la espina dorsal del antiguo ejército omeya. Además, las circunstancias en las que se había producido la ascensión requerían contar con más apoyo, lo que quedó muy claro cuando a la muerte de al-Saffah, después de solo cuatro años de mandato, se planteó la cuestión sucesoria, que enfrentó a un hermano del fallecido, Abú Ya‘far, conocido como al-Mansur, con su tío Abdalah. La crisis se decidió por las armas y si Al-Mansur pudo proclamarse finalmente califa (754-775) fue gracias al decidido apoyo que le otorgaron Abu Muslim y sus jurasaníes. Pero aun así el nuevo califa no pudo permitirse el ser agradecido y ejecutó a Abu Muslim valiéndose de engaños. Luego, ante el temor de nuevas revueltas entre sus familiares mandó encarcelar a varios de sus tíos y matar a familiares y allegados. Durante su reinado mejoró la economía del país, alcanzó gran prosperidad, implantó el árabe como lengua oficial y las letras y las ciencias florecieron bajo su reinado. Fue el fundador de Bagdad, Madinat al-Salam. Murió cerca de la Meca durante la peregrinación

No hay comentarios:

Publicar un comentario