martes, 8 de octubre de 2013

“El buen fin” Otra forma de domesticación


“El buen fin” Otra forma de domesticación  

Francisco Javier Chaín Revuelta

Por Consumismo se entiende la compra, acumulación y consumo de bienes y servicios considerados no esenciales. También se entiende como Consumismo al sistema político y económico que promueve la adquisición competitiva de riqueza como signo de estatus y prestigio dentro de un grupo social.

El consumo a gran escala en la sociedad contemporánea compromete seriamente los recursos naturales y el equilibrio ecológico, si no se ponen en marcha alternativas constructivas relacionadas con el desarrollo sostenible -ecologismo, decrecimiento, consumo responsable, agricultura- . El consumismo, entendido como adquisición o compra desaforada, idealiza sus efectos y consecuencias asociando su práctica con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal.

Esta conducta irracional de consumo inicia su desarrollo y crecimiento durante el siglo XX y es consecuencia de la lógica interna del capitalismo y de la aparición de la mercadotecnia o publicidad -herramientas que fomentan el consumo generando nuevas necesidades en el consumidor-. El consumismo se ha desarrollado principalmente en el denominado mundo occidental -extendiéndose después a otras áreas- haciéndose popular el término creado por la antropología social: Sociedad de Consumo, referido al consumo masivo de productos y servicios.

En los años veinte del siglo pasado se produjo una sobreproducción en Estados Unidos, que fue motivada por un aumento de la productividad y una baja de la demanda, ésta causada por la existencia de un alto número de desempleados, que a su vez fueron expulsados de sus centros de trabajo  debido a los cambios tecnológicos. Sin embargo esta baja demanda encontró en el “marketing” y en la publicidad y la mercadotecnia la herramienta para incrementar, dirigir y controlar el consumo.

La evolución desde las primitivas sociedades igualitarias a sociedades de clases diferenciadas y el paso del intercambio y la reciprocidad a la acumulación, ahora en  apogeo en la actual sociedad, la explica el antropólogo Marvin Harris:

“Tras la aparición del capitalismo en la Europa occidental, la adquisición competitiva de riqueza se convirtió una vez más en el criterio fundamental para alcanzar el status de gran hombre. Sólo que en este caso los grandes hombres intentaban arrebatarse la riqueza unos a otros, y se otorgaba mayor prestigio y poder al individuo que lograba acumular y sostener la mayor fortuna. Durante los primeros años del capitalismo, se confería el mayor prestigio a los que eran más ricos pero vivían más frugalmente. Más adelante, cuando sus fortunas se hicieron más seguras, la clase alta capitalista recurrió al consumo y despilfarro conspicuos en gran escala para impresionar a sus rivales. Construían grandes mansiones, se vestían con elegancia exclusiva, se adornaban con joyas enormes y hablaban con desprecio de las masas empobrecidas. Entretanto, las clases media y baja continuaban asignando el mayor prestigio a los que trabajaban más, gastaban menos y se oponían con sobriedad a cualquier forma de consumo y despilfarro conspicuos. Pero como el crecimiento de la capacidad industrial comenzaba a saturar el mercado de los consumidores, había que desarraigar a las clases media y baja de sus hábitos vulgares. La publicidad y los medios de comunicación de masas aunaron sus fuerzas para inducir a la clase media y baja a dejar de ahorrar y a comprar, consumir, despilfarrar o gastar cantidades de bienes y servicios cada vez mayores. De ahí que los buscadores de status de la clase media confirieran el prestigio más alto al consumidor más importante y más conspicuo.”

Es fácil observar que el buen fin es para dueños de empresas  productoras  de chatarra capitalista superflua e innecesaria y el mal fin es para las domesticadas masas que saldrán desaforadas a malgastar y endeudarse en vano y en pos de status el próximo 18 de noviembre de 2013.

Consultas:
3.  Marvin Harris (1974) Vacas, cerdos, guerras y brujas. Los enigmas de la cultura, Alianza 1992, ISBN 84-206-1755-5, pags. 118 - 120, (trad. Juan Oliver Sánchez)
lizó.

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