viernes, 21 de junio de 2013

Marchas y represión se salen de control en Brasil

Las fuerzas policiacas dispararon gases lacrimógenos contra manifestantes que intentaron romper una barrera de seguridad que impedía su ingreso al Congreso en Brasilia. En otras ciudades también hubo enfrentamientos. Reuters

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Marchas y represión se salen de control en Brasil

En el gigante sudamericano, las mayores manifestaciones en 29 años. La falta de dirección y organización favorece a sectores más conservadores. Grupos infiltrados imponen el desorden en las movilizaciones pacíficas.
Eric Nepomuceno / Especial para La Jornada
Publicado: 21/06/2013 07:35

Río de Janeiro. Las cuentas no coinciden, pero giran entre los que dicen que han sido más de un millón de personas en las calles de todo el país y los que dicen que han sido poco menos. En fin: ha sido la más espectacular (y peligrosa, y contradictoria) manifestación popular de Brasil en los últimos 29 años, desde las formidables marchas exigiendo el retorno de las elecciones libres para presidente, en 1984. Ni siquiera la movilización para defender la suspensión parlamentaria del corrupto presidente Fernando Collor de Mello, en 1992, logró atraer tanta gente en tantas calles de tantas ciudades en Brasil.
¿Por qué peligrosa? Porque la falta de dirección y organización favorece a los sectores más conservadores, que siempre tienen la imagen de vandalismo para justificar su argumento de que es necesario imponer represión para reponer el orden. ¿Por qué contradictoria? Porque en toda esa espectacularidad resalta lo obvio: el divorcio entre los canales democráticos de diálogo y negociación y el descontrol de grupos que se infiltran en manifestaciones pacíficas para imponer el desorden.
Esta noche, terminó en duros conflictos la mayor manifestación colectiva de los últimos 29 años en Brasil. En Sao Paulo han sido más de 100 mil. Río reunió 300 mil. Hubo otros 50 mil en Porto Alegre, 30 mil en Brasilia, 100 mil en Recife, 20 mil en Salvador. Por la noche lo que había en Porto Alegre y Brasilia, Belem y Río de Janeiro, eran escenas de batalla callejera.
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